Click acá para ir directamente al contenido

Testimonio de una lesbiana: por qué escogí ser evangélica

En 24Horas.cl conversamos con dos lesbianas y evangélicas para entender cómo se convive con la discriminación y los prejuicios de una sociedad que aún no se acostumbra a tolerar las diferencias.

Mariángel Calderón

Jueves 5 de febrero de 2015

No pueden expresar públicamente su orientación sexual y tampoco su preferencia religiosa.

Es la contradicción que experimentan dos mujeres que además de ser lesbianas, son evangélicas.

En 24Horas.cl conversamos con ellas para entender cómo se convive con la discriminación y los prejuicios de una sociedad que aún no se acostumbra a tolerar las diferencias.

Es más, para esta conversación prefirieron resguardar sus identidades, porque en la iglesia a la que asisten no conocen su relación de pareja.

Los últimos acontecimientos en los que estuvo involucrado el pastor Javier Soto, uno de los más fervientes opositores al matrimonio igualitario dentro de la iglesia Evangélica, han expuesto, una vez más, el rechazo que esta religión ha expresado contra las personas que poseen una orientación sexual distinta a la heterosexualidad.

Si bien la comunidad evangélica, en la voz del obispo Emiliano Soto, ha sido enfática en aclarar que "pedimos respeto para todas las personas, al margen de su condición y pensamiento", han sido uno de los grupos religiosos más importantes en la lucha contra el Acuerdo de Unión Civil y la homosexualidad.

Citando a la biblia Valera, libro que rige a los evangélicos, la homosexualidad es “vergonzosa”  y una “abominación”.

Bajo este contexto, le consultamos a COG y MJD, ambas pareja hace cuatro años, por qué escogieron una iglesia evangélica para expresar su espiritualidad.

"Yo desde chica que iba a la iglesia Evangélica con mi mamá. Pasó que después, obviamente, me asumí homosexual y me retiré de la iglesia con el prejuicio de que no me iban a aceptar y todas esas cosas que ya sabemos. Después de un tiempo, sentí que tenía que volver, porque me gusta lo que se piensa, lo que hacen y decidí volver", explica MJD.

LA DISCRIMINACIÓN DURANTE EL CULTO

Pese a que con sus cercanos son abiertamente lesbianas, e incluso han invitado a otras mujeres con esa orientación sexual a participar del culto, MJD y COG deben enfrentar en cada sesión la posibilidad de que se juzgue la homosexualidad.

“Igual es fuerte, porque tú te sientes identificada y te pones a pensar. No es que uno diga esto está bien y yo voy igual y Dios me va a perdonar porque yo lo amo, aunque yo sea gay. Igual duele escuchar de repente las críticas o escuchar los comentarios homofóbicos,” indica MJD.

Esta situación de posible discriminación se debe a que la biblia evangélica incluso sugiere que puede “curarse”.

Yo siento, que tarde o temprano, Dios te hace cambiar. ¿En qué sentido? No que yo vaya a ser heterosexual, no. Pero yo pienso que en algún momento puede ser que el amor de pareja que nosotros nos tenemos cambie”, dice COG.

A esto, MJD agrega: “Uno igual se cuestiona mucho y no porque yo no quiera ser gay o reniegue de lo que yo soy, sino porque cuando uno cree en Dios también dedica parte de su vida a él, entonces es complicado decir: ‘si sabes que esto está mal o esto está bien’.”

La contradicción de su sexualidad con su espiritualidad es vista por COG como una “prueba de vida para la salvación”.

Pero, ¿es este desafío un problema?

EXPRESAR SU ORIENTACIÓN SEXUAL AL INTERIOR DE SU IGLESIA

Según nos cuentan, hasta el momento nadie en su iglesia sabe que ambas mantienen una relación amorosa por “miedo a la crítica y al rechazo”.

No obstante, para ellas tener una orientación sexual contraria a su religión “se ve como un problema, pero no es un problema. Es más bien un desafío. Y lo hemos hablado un millón de veces y estamos súper dispuestas a lo que sea la voluntad de Dios”.

“La iglesia no sabe, pero no sabe por lo que vayan a decir o por cómo vayan a reaccionar, sino que por una decisión que tomamos juntas”, asegura MJD.

COG agrega que “en un momento decidimos no decirle a nadie, pero ¿por qué? Porque nosotros vamos a iglesia no para contentar al resto, nosotros vamos simplemente para ir a alabar a Dios, para darle gracias a Dios. Nosotros no vamos por la gente que está ahí”.

No obstante, indican que es posible que se atrevan a conversar su situación y ver cómo son recibidas. Hoy en día, dicen, están más esperanzadas.

“Queríamos estar un poco más seguras. Uno crea lazos y tampoco es bueno andar por la vida mintiendo. Yo no quiero seguir mintiéndoles a ellos. Pero no te puedo decir mañana o pasado, pero algún día. Creo nos van a aceptar como personas, no como pareja gay”, indican.

Respecto a si esperan que algún día la iglesia Evangélica acepte la diversidad sexual, ambas son realistas.

No lo van a aceptar, pero sí pueden aceptar las personas, de eso no me cabe ninguna duda. Aceptan al pecador, van a aceptar a la persona igual”, indica MJD.

“A la iglesia va el pecador, no va la persona perfecta que no existe. Por esencia somos pecadores”, agrega.

Pese a todo, ellas no reniegan de su cercanía con Dios y tampoco de su preferencia sexual.

Esta valiente decisión de juntar dos mundos, aparentemente opuestos, es una orientación que esperan otras personas también tomen.

“Sería importante que la gente que es homosexual y no se atreve a ir a iglesia por prejuicio o porque creen que no los aceptan, también probaran y vieran que en realidad no es tan así. Así como uno se atreve mucha gente se debería atrever”, dice MJD.

Sería súper rico que tanto ni los evangélicos, en realidad todas las iglesias, como los gay juzgaran tanto. Sería agradable ver que ese concepto cambió. El hecho de ser gay no te hace peor que cualquier otro pecador”, agrega COG.

Foto: Agencia Uno