Con el temor a una nueva inundación y perder lo poco que lograron salvar la noche anterior, los vecinos aledaños al estero Bellavista de Tomé, en la región del Biobío, pasaron la noche. Un equipo de 24 horas los acompañó en su vigilia.

No quisieron irse a un albergue y prefirieron aguantar la humedad de sus casas y la incomodidad del frío antes que dejar las cosas al arbitrio del destino o de las aguas del estero Bellavista, en Tomé.

A las cuatro de la madrugada del sábado, quinientos pobladores aledaños al estero sufrieron el anegamiento de sus viviendas. Según las autoridades la culpa de la empresa Claro Vicuña, que construye el puente nuevo y que no habrían retirado los escombros depositados en el lecho del río.

Cuadrillas de vecinos se organizaron para monitorear las aguas del estero. Desde el terremoto y tsunami del 2010, es la cuarta vez que se inundan.

El municipio de Tomé les había ofrecido la posibilidad de concurrir a un albergue, lo que fue rechazado por la totalidad de residentes de la zona.

La autoridad estatal entregó ayuda consistente en colchones, alimentos y frazadas para enfrentar la emergencia, que poco a poco comienza a calmar los nervios de los habitantes.

Revisa el video con el informe de Juan Carlos Lepe.