Nicolás y Matías son dos niños que luchan por ser uno como cualquier otro. Tienen problemas para caminar, crecer y sus huesos son de cristal.
Los padres sufren cada mañana al ver que sus hijo no puedan desarrollarse con normalidad: "Me duele el sufrimiento de ellos", asegura María Aniñir, madre de los pequeños.
Los hermanos Tromelao tienen una enfermedad denominada osteogénesis imperfecta, más conocida como la de los huesos de cristal, ya que sus sistema óseo se destruye con mucha facilidad.
"Es una enfermedad genética. Presentan frecuentemente fracturas por movimientos o golpes que la gente normalmente no presenta", señala César Luna, médico del hospital de Contulmo, lugar de donde vive esta familia.
Los menores se desplazan por el suelo cada vez que desean descansar de una silla de ruedas que les otorgó la Teletón. Nicolás en octubre cumple diez años, y Matías en agosto catorce, pese a esto aún no aprenden a leer.
Los padres los han matriculado dos veces en una escuelas, pero pese a que han pedido ayuda, todavía no logran conseguir un medio de transporte que los permita llevarlos a clases.
"Ellos necesitan ir a la escuela, aprender cosas. Estos niños tienen un cerebro que es normal", añade el doctor Luna.
Los menores logran ir a una escuela una vez por la semana gracias a la ayuda prestada por un privado quién realiza un desvío en su ruta para trasladarlos.
En la sala de clases un educador utiliza todos los recursos posibles para poder nivelar a los niños, aunque él sabe, que con un día no basta para que logren el aprendizaje deseado.
En la comuna de Contulmo, los habitantes se han organizado para comprar una camioneta para lograr la locomoción necesaria de los niños, mientras la autoridad no daba una respuesta concreta.
Una vez informada la Seremi de educación Concepción de la historia de los hermanos, se comprometió a enviar un vehículo acondicionado que será financiado por el Ministerio de Educación.