Cerca de un millon de personas llegan hasta Pichilemu durante los fin de semana de verano, debido a las diversas bondades que ofrece el balneario sureño, una mezcla de campo y playa.
El historico balneario cuenta con playas, bananos, canopy, arriendo de caballos, tablas de surf y un grato ambiente familiar. Pero Pichilemu es mucho más que una playa es un campo lleno de tradiciones chilenas que se identifican con nuestra historia.
Al interior del balneario, surge el campo chileno, ese que mantiendo sus tradiciones, llama la atención de los extranjeros que visitan la zona cada verano.
Por lejos, el lugar que más llama la atención de los millones de visitantes, son los compos de sal. Ahí, los lugareños comercian la sal de costa, un éxito rotundo y que se caracteriza por ser la sal gruesa de los típicos asados. Cada final de enero, los campos se transforman en salares, atrayendo el turismo.
En los rincones, la artensanía muestra lo más típico de Pichilemu. La greda invita a recordar el pasado de este bello balneario, que fue creado en un princpio para la aristocracia de la sexta región por 1891.
El ferrocarril lo fue llenando de turistas y de apoco de modernización, esa que vive en conjunto con el campo y la tradición pesquera de la zona.
Revisa la crónica de Florencia Vial y Carolina Segura.