Jonathan tuvo desde niño el sueño de ingresar al Ejército. Para eso pretendía ingresar haciendo el servicio militar para luego hacer carrera.
No obstante, el plan no resultó y, una vez enlistado en Chacabuco, sufrió graves problemas de salud que llevaron incluso a necesitar ser trasplantado de corazón.
Su versión y la de su familia apuntan hacia la institución como responsable por haber sido víctima de abusos y negligencias mientras realizaba labores de entrenamiento.
Si bien asegura que alertó de esta situación, nadie le creyó, lo que provocó que su salud fuera deteriorándose.
Por su parte, desde el regimiento al que el joven pertenecía, en la región del Biobío, negaron tajantemente los abusos denunciados.
Ante estas versiones cruzadas, la familia afectada optó por acudir a los tribunales de justicia.