"No le ha dado su apellido ni ha hecho intentos por reconocerla". Así es la relación que una niña de diez años mantuvo con su padre estadounidense desde que nació producto de la relación con Karen Gajardo.
Esta última es una mujer chilena de 41 años que fue acusada de secuestro internacional luego que enero del año pasado decidiera venirse con la menor escapando de la violencia psicológica que asegura haber recibido durante su estadía en Norteamérica.
"Antes que naciera pagó mil dólares por un examen de ADN que salió positivo y luego nos abandonó", asegura la protagonista de esta historia sobre la forma de proceder de Raymond Dieppa, un conocido y millonario abogado del estado de Florida.
La pareja se casó cuando la menor tenía cuatro años, pero duró poco y la justicia local determinó custodia compartida y una pensión mensual de 400 dólares que hace más de un año que el padre no entrega, situación que gatilló en el regreso de ambas a Chile.
- "LLEGUÉ ESCAPANDO PENSANDO QUE LA JUSTICIA DE MI PAÍS IBA A AYUDARME"
A su llegada al país Karen recibió apoyo del Sernam por tres meses. Un informe del organismo determinó que Dieppa ejercía violencia psicológica y económica grave.
Por su parte, él vino a Chile y entabló un juicio por rapto internacional, recibiendo ayuda gratuita de la Corporación de asistencia judicial.
El Primer Juzgado de Familia falló en favor del demandante y la menor deberá volver a Estados Unidos, concluyendo que la menor vivía allá y debía seguir bajo la tutela del padre.
La sentencia se ejecutó pese a la existencia de un informe que sostuvo que la niña tiene miedo de ser separada de la madre y sugería mantenerla al cuidado de la progenitora y sin visitas del padre en lo inmediato.
"NO PUEDO VIVIR ARRANCANDO"
La entrega se concretó en el tribunal y la menor abandonará el país la noche de este martes, por lo que lo que la lucha de Karen deberá continuarla en Estados Unidos.
En el periodo previo, confesó que pensó en optar por declararse prófuga, pero también entendió que "no puede vivir arrancando".
"Yo soy su madre, con quien ha vivido toda su vida", expresa esta desesperada mujer de 41 años.