Cada persona bota 220 kilos de comida al año, pero ¿cuánto se podría ahorrar si cada uno se negara a desechar lo que sirve?
Un grupo de estudiantes de la carrera de Ingeniería en Agronegocios de la Universidad de Santiago intenta demostrar que, a pesar de que decenas de alimentos no cumplen con los estándares estéticos, sí es posible comerlos.
La idea, es educar a la población para que recuperen aquellas hortalizas que algunos califican como "feas", puesto no han perdido su valor.
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Estudiantes de la carrera de Ingeniería en Agronegocios consiguieron reciclar todos los alimentos que a diario se desechan en las ferias libres para demostrar cuánta comida botamos.
Foto: TVN