La Cámara de Diputados de México aprobó el miércoles por la noche en términos generales una controvertida y extensa reforma al sector energético del país, que hasta ahora ha permanecido firmemente controlado por el Estado.
La reforma fue aprobada por 354 votos a favor, 134 en contra y ninguna abstención.
La normativa mantendrá el crudo en manos del Estado pero, lo más crucial, permitirá la intervención de compañías energéticas privadas y extranjeras.
Aún falta finalizar detalles y objeciones individuales a la reforma, que continúan debatiéndose en el Congreso hasta que se llegue a un acuerdo.
El gobierno afirma que se trata de una medida clave para apuntalar la estancada producción de hidrocarburos y dar un nuevo impulso a la segunda mayor economía de América Latina y décima productora mundial de crudo.
Pero quienes se oponen acusan al gobierno de renunciar a la soberanía de los recursos naturales del país.
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