Valeria Perasso BBC Mundo, Los Ángeles
Un grupo de visitantes extranjeros y sus amigos locales recorren los viñedos de Chile para una buena cata de vinos. Salen de fiesta en una Santiago vibrante, hacen turismo en los ascensores de Valparaíso. Hasta que llega el terremoto y sus vidas, en una noche, cambian para siempre.
Esa es la historia que narra "Aftershock", la primera película en inglés del chileno Nicolás López, que tiene su estreno comercial en Estados Unidos, este viernes.
El cineasta eligió situar la acción en uno de los episodios recientes que más conmocionaron a la sociedad en la que vive: el sismo del 27 de febrero de 2010, casi tres minutos de vibraciones seguidos de un tsunami. El temblor más fuerte de los últimos cincuenta años y el responsable de más de 500 muertes.
Pero el rumbo que tomó López no fue el del relato testimonial de aquella tragedia, ni el del documental: hubiera resultado descabellado para quien conozca la trayectoria de este director, responsable de la película más taquillera de Chile en 2010, "Qué pena tu vida", y de varias comedias costumbristas que le han valido hasta elogios de su par estadounidense Quentin Tarantino.
En cambio, el joven cineasta se inclinó por el terror: una cinta sobre las horas que siguieron al temblor escrita a puro chorro de sangre, violencia explícita, gore de alto voltaje. En palabras del director: "una película popcorn (o de consumo liviano) con un giro horrendo".
"Yo siento que cuando uno hace películas no tiene que estar pidiendo permiso ni perdón, simplemente tiene que hacerlas. Y yo no estoy haciendo un documental sobre un terremoto sino una película de diversión donde hay un terremoto", dice López a BBC Mundo en Los Ángeles, donde viajó para promocionar la cinta.
"ME VAN A ECHAR"
Reconocido en su país por la trilogía de comedias románticas "Qué pena…", López comenzó temprano a dirigir y escribir: con su propio show en la cadena MTV, seguido del debut cinematográfico con "Promedio rojo", en 2004 y con 21 años.
Con un tránsito por festivales de todo el planeta, aquella cinta fue un éxito –la que le valió el reconocimiento de Tarantino, junto a otros directores como Guillermo del Toro o Robert Rodríguez- y le abrió las puertas para un proyecto millonario, la coproducción titulada "Santos" (2008), y para otra cinta producida por la mexicana Salma Hayek. Ambos, rotundos fracasos.
Por eso "Aftershock" es tal vez una revancha que López se toma frente a las audiencias internacionales: una historia filmada en inglés, con actores extranjeros -entre ellos, un cameo de Selena Gómez y el protagónico de Eli Roth, un referente para los aficionados al cine de terror estadounidense- y actores chilenos bilingües.
Pero la cinta, que debutó en septiembre en el Festival de Toronto, todavía no se ha estrenado en Chile, donde seguramente incomodará a más de uno, sobre todo a familiares de las víctimas fatales del sismo.
"Me van a echar del país", dice el director, y remata con una risa nerviosa.
La noche tras el temblor que muestra "Aftershock" está inspirada en hechos reales, desde los daños a la histórica Valparaíso hasta el desorden social, con saqueos y toque de queda, que se registraron en varias ciudades del país.
Pero López, en busca del "efecto horrendo", los lleva al extremo: las amputaciones, las corridas sangrientas, los asaltos sexuales inscriben al filme en el llamado género de la "porno-tortura", del que Roth es considerado promotor.
El protagonista, amigo personal de López además de coguionista y productor, es conocido por ser el director de un clásico del horror como la saga "Hostel", además de por su participación en "Bastardos sin gloria", de Tarantino.
"Sé que a los chilenos les encantan las películas de terror y van a ir a verla. Además, lo que estamos mostrando es la mejor parte del país, la intención de la película siempre fue que se mostrara ese costado de Chile, un país increíble", insiste Roth ante BBC Mundo.
RECONSTRUCCIÓN
López, de 29 años, prefiere pensar su cinta como una reflexión (sangrienta) sobre el azar: cómo es posible pasar, en cuestión de minutos, de una noche de fiesta y alcohol en una disco de moda a un escenario de violencia y muerte.
Algunos elementos de la coyuntura de aquel 27 de febrero le vinieron de perillas al relato: ¿qué mejor que una noche en la que los teléfonos dejan de funcionar masivamente para una película de suspenso?
Asimismo, asegura que algunos de los detalles que se ven en pantalla se inspiraron en historias reales de amigos y conocidos: la de quien perdió sus dos brazos en un derrumbe, la de quien fue víctima de saqueos.
El resto, es la exageración propia del gore, sin ninguna ambición de rigor histórico.
"En un principio se me hizo muy fuerte porque yo al terremoto lo viví. Cuando leí el guiÓn dije, '¿qué hago acá?'. Pero mi papel ayudó: en la película hago de turista neoyorquina, eso me puso en otro lugar. Me aferré de esos rasgos para poder decir 'esto es una película' y poder separarme de los acontecimientos", cuenta Lorenza Izzo, una de las actrices centrales que es chilena pero que, con un inglés impecable y sin acento que delate su procedencia, fue convocada para hacer de estadounidense.
El director, por su parte, no parece del todo preocupado por cómo reaccionen sus compatriotas: uno podría suponer que es, en parte, porque no es un gran fanático de la "corrección política", de la que se burla abiertamente por considerarla una forma de hipocresía que atenta contra el desarrollo artístico.
CHILEWOOD
Roth dice que a los chilenos les gustan las películas de horror.
Pero, a la vez, del diálogo fácilmente se desprende que López tiene su mirada puesta en la audiencia internacional, desde donde es menos probable que le reclamen por tomar un tema sensible y reciente para bañarlo en sangre de kétchup.
Y el estreno comercial de "Aftershock" -después de conseguir la distribución de la poderosa The Weinstein Company, la misma que impulsó a "El artista" en 2011- es un gran salto en esa dirección.
Curiosamente, esa ambición viene acompañada de un modelo de negocios pensado para desarrollar la producción fílmica en casa: un Hollywood, a escala, en tierras chilenas.
"Esta colaboración marca el comienzo de lo que llamamos Chilewood, que es hacer filmes de género para mercados globales en Chile y usando los recursos que Chile ofrece", resume López.
"Queremos hacer lo que (Pedro) Almodóvar hizo para España: tener nuestro equipo de gente fija y hacer localmente película tras películas", remarca Roth, socio en el emprendimiento.
Lo comparan también con el impulso que dio Peter Jackson a la industria fílmica neozelandesa, incluso con el Cinecittà fundacional del cine italiano.
Y para echarlo a rodar, ya tienen en marcha "The Green Inferno", en la que trabajó el mismo equipo de actores y técnicos, sólo que esta vez bajo la dirección de Roth.