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El vuelo de las balas humanas

Conozca al matrimonio que se convierte en hombre y mujer bala. Menos de diez personas en el mundo se dedican a este espectáculo. Descubra su historia.

24Horas.cl TVN

Viernes 6 de septiembre de 2013

Richard Hooper BBC

Las balas de cañón humanas han sido una de las atracciones circenses durante casi 150 años, pero hoy en día sólo hay un puñado de artistas; y dos de ellos son una pareja casada.

"Estábamos enamorados y queríamos hacer algo juntos. Así que pensé: "¿por qué no el cañón?".

Robin Valencia siempre ha sabido sobre el cañón. Su tío, David Smith, quien encabeza la familia bala más famosa de América, ha sido aclamado por trucos como cruzar la frontera mexicana volando, impulsado por el cañón.

De modo que cuando Robin se casó con Chachi, trapecista de profesión, no vio ningún motivo por el que la pareja no debería adoptar este oficio.

"Estás completamente despegado de cualquier cosa", dice ella. "Vuelas".

Actualmente, Robin, de 45 años de edad, realiza su actuación de "Estrella Fugaz" por todo el mundo. Vestida con su característico traje brillante de malla y con un casco rojo que deja descubierta su cara, en un típico espectáculo ella escala hasta el cañón, saluda a la audiencia y se desliza hacia adentro.

A continuación, se realiza la cuenta atrás antes de que Robin haga su explosiva reaparición ante las exclamaciones de la multitud.

Al preguntarle cómo es posible lograr el peligroso acto, Robin insiste en que sigue siendo un "secreto comercial". Los hombres y mujeres bala guardan celosamente el diseño de su cañón.

"Yo uso la pólvora", es todo lo que accede a admitir. En realidad, la pólvora sólo se utiliza para crear la explosión y la nube de humo. Los cañones modernos utilizan aire comprimido o una cuerda elástica para impulsar una pequeña plataforma sobre la se encuentra la "bala".

"Tu posición dentro del cañón determina tu aterrizaje", explica Robin. "Se trata de una mezcla entre estar de pie y adoptar una posición fetal. Tratas de alinear el cuello con la columna vertebral y de colocar las puntas de los pies en la posición correcta".

Antes de cada actuación de Robin, ella y Chachi pasan horas configurando el cañón. La idea es que Robin tome tierra exactamente en medio de una bolsa de aire al otro lado del auditorio.

Un maniquí lleno de arena se utiliza para hacer pruebas y calcular variables, como el ángulo del cañón y hasta la temperatura de la sala.

Con algunas actuaciones de este tipo se han alcanzado alturas de más de 20 metros, por lo que un ligero error de cálculo podría tener como resultado graves lesiones. La tensa tarea de apretar el gatillo siempre está reservada para Chachi.

"En toda mi carrera, nunca ha sido otra persona distinta la que me ha disparado fuera del cañón", explica Robin. "Sólo sabemos estar juntos siendo balas de cañón".

Robin y Chachi se conocieron en un circo de Houston, Texas, en 1998. Robin estaba allí para ver a su primo, entonces también hombre bala. Chachi, un inmigrante chileno, aparecía en el espectáculo con un acto como trapecista con su familia, Los Valencias Voladores. La pareja se enamoró y pronto se casaron.

Cuando era niña, Robin era vecina de su tío David Smith Snr, un exprofesor de matemáticas y un experimentado gimnasta. Smith trabajaba en conseguir el récord mundial por recorrer la mayor distancia como hombre bala. Aceptó construirle a Robin su propio cañón y a la edad de 19 años empezó para ella su vida como bala humana.

"Era peligroso", remarca Robin. "Pero había visto a mi tío lograr una carrera exitosa y segura. De modo que me sentí a salvo".

Veinte años después, en 2008, una lesión de Smith dio a Chachi la oportunidad de convertirse en hombre bala. Smith aterrizó de pie y se rompió un pie. Necesitó entonces a alguien para cubrir sus contratos con los promotores de los espectáculos. Por casualidad, Chachi se encontraba entre la audiencia.

"Algo en mi interior me dijo que tendría que hacer ese cañón por él", dice Chachi. "Me llamó mientras esperaba a la ambulancia y me preguntó: '¿Crees que puedes hacer el cañón por mí?'. Y ese fue el inicio de mi carrera como bala humana.

Unos días después, el Cohete Valencia realizó su primer vuelo. "Creo que volé con los ojos cerrados", dice Chachi. "Sabía que si no me volteaba, iba a aterrizar con la cabeza. No vi la red en absoluto".

Ahora, Chachi utiliza un cañón de 11 metros de longitud, que le dispara a una distancia de 30 metros. El año pasado fue visto por unas 750 millones de personas en todo el mundo, cuando actuó en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres como colofón de la interpretación de Eric Idle del tema.

Entonces, ¿qué se siente al ser disparado desde un cañón?

"Tu mente no es lo suficientemente rápida como para reaccionar", dice Chachi. "se necesita una fracción de segundo para asumir el 'Bien, ahora estoy fuera'. Después, otra fracción para pensar 'Estoy volando'. Esa es la sensación que siempre me hace darme cuenta de lo rápido que se sale del cañón".

A pesar de que la bala humana es uno de los actos mejor pagados en el circo, según una estimación, actualmente trabajan en ello menos de 10 personas en el mundo.

"No quedan muchos", dice Paul Archer, director del tour del Circo Estatal de Moscú. "Nosotros tuvimos uno con nosotros hace cinco años y la publicidad del acto era rentable por el coste de su actuación. Necesitas ser valiente, pero también requiere un físico y habilidades como acróbata".

"Hay que mantener el cuerpo en línea recta; de lo contrario, la potencia puede causar daños".

Robin y Chachi ahora pasan la mayoría del año en París y actúan a ambos lados del Atlántico. Cada uno de tiene su propio cañón.

"Chachi llega tres veces más lejos que yo", explica Robin. "Pero yo tengo un cañón verdaderamente corto que hace que el impacto de mi disparo sea más intenso".

A pesar de la fuerza de gravedad de 5 ó 6 a la que él estima que expone su cuerpo al salir del cañón a cerca de 100 Km/hora (60mph) - una potencia que puede causar desmayos en inexpertos- el mayor miedo para la pareja aparece cuando ell otro está siendo disparado del cañón.

"De hecho, estoy mucho más nervioso cuando disparo a Robin que cuando soy yo el que salgo disparado", dice Chachi. "Sientes mucha más responsabilidad y sé que ella siente lo mismo".

"Es mucha presión para un humano", reconoce Robin. "Tus cálculos deben ser exactos. Cualquier cosa en tu trayectoria de vuelo, como un cable minúsculo, puede ser perjudicial".

La historia de la bala humana está llena de serias lesiones y fatalidades. Un hombre murió en el Reino Unido cuando su red de seguridad se desplomó en un espectáculo en Kent.

Los pioneros en actuar como balas humanas trabajaban con un equipo primitivo. En la década de 1870, el showman canadiense William Leonard-Hunt -alias "El Gran Farini"- construyó un dispositivo de resorte de propulsión mientras trabajaba en el Royal Acuario de Londres. A los 14 años de edad, la acróbata Rosa Richter - Zazel - fue elegida para ser despedida del aparato y se convirtió en la primera bala de cañón humana registrada.

"Los victorianos viajarían a cualquier lugar en busca de un buen espectáculo", dice la profesora Vanessa Toulmin, directora de la Universidad Nacional de Archivos del Recinto Ferial de Sheffield. "El acto de la bala humana se convirtió en uno de los principales ingredientes básicos de los espectáculos al aire libre, pues atrae a más de 15.000 espectadores".

Zazel actuó más adelante en las grandes carpas del circo PT Barnum y apareció en Francia y en EE.UU. En 1891, su carrera terminó en Nuevo México después de romperse la espalda en una caída, posiblemente sufrida durante el espectáculo del cañón o su otra especialidad, la cuerda floja del circo.

Luego, en la década de 1920 los Zacchinis, una familia italiana que se mudó a los Estados Unidos, revitalizaron el acto con la introducción de un doble cañón que disparó dos balas humanas. En sus shows, a veces aparecían seis hermanos y dos hermanas.

Pero en 1940 uno de los hermanos, Mario, se vio obligado a retirarse después de sufrir un accidente en la Feria Mundial de Nueva York. Treinta años más tarde, su sobrina Linda se rompió el cuello tras chocar en el aire con su marido Emanuel.

Los Valencias atribuyen su supervivencia a una rigurosa preparación y entrenamiento para mantener sus músculos fuertes. Es una forma de vida y no ven motivo para abandonarla.

"Mi tío se retiró cuando tenía unos 70 años, así que sé que es posible", dice Robin. "Siempre y cuando nos mantengamos en forma."

"Para nuestros niños, es simplemente normal - mamá y papá van a trabajar", explica Chachi. Pero él dice que sus dos hijas adolescentes no tienen ningún deseo de estar en el circo. "Y estamos muy contentos por eso."