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¿Es buena idea multar a los padres para frenar la obesidad infantil?

Puerto Rico debate estos días la posibilidad de imponer una multa a los padres que no consigan que sus hijos obesos pierdan kilos. Pero algunos expertos denuncian que es una medida que estigmatiza.

24horas Administrator

Jueves 19 de febrero de 2015

La obesidad es considerada uno de los problemas más grandes que enfrenta la humanidad.

Y en estos días Puerto Rico debate si multar a los padres que no consigan que sus hijos pierdan peso. Pero, ¿funcionaría una medida de este tipo en cualquier sitio?.

Más de 600 millones de personas, o el 13% de la población adulta mundial, son obesas. La proporción subió más del doble entre 1980 y 2014, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El costo calculado para la economía global es de US$2 billones.

Intentos fallidos de campañas públicas

Gobiernos nacionales y locales tratan de abordar la obesidad, que se define como tener un índice de masa corporal –basado en la proporción entre la altura y el peso- superior a 30.

A menudo, los países que intentan controlar este problema de salud pública hacen frente a acusaciones de ser un "Estado niñera" y se encuentran con la oposición de empresas de alimentos y bebidas.

Los intentos han sido irregulares y los expertos no se ponen de acuerdo sobre qué, si es que hay algo, funciona.

En 2011, Dinamarca introdujo un "impuesto a la grasa" en alimentos que contienen más del 2,3% de grasa saturada, pero el alza de precios impulsó a los consumidores a cruzar la frontera hacia Alemania.

La medida se revocó un año más tarde y el gobierno canceló planes de poner un impuesto al azúcar.

 

En 2012, Francia cuadriplicó su impuesto sobre el aceite de palma enriquecido con grasa saturada, con lo que se dobló "la tasa Nutella" porque el popular producto contenía el ingrediente.

Votantes en Berkeley, California, respaldaron propuestas para imponer un impuesto de un centavo los 28 gramos en bebidas gaseosas, en un referendo el año pasado.

Las bebidas fueron vetadas de las escuelas en Nueva Gales del Sur, Australia, en 2007 pero no siempre se ha respetado la medida.

Mientras tanto, familias británicas y de distintos estados de EE.UU. reciben cartas de advertencia cuando los informes escolares reflejan que los hijos tienen sobrepeso.

¿Multa para padres de hijos obesos?

Hasta ahora, las políticas contra la obesidad se han centrado principalmente en imponer tasas o en ofrecer información.

Pero el viernes, políticos de Puerto Rico, territorio no incorporado de EE.UU., iniciaron un debate sobre si el gobierno debe involucrarse más en una de las razones que se percibe como más importante para explicar el crecimiento de la obesidad infantil: una crianza irresponsable.

 

Si la asamblea legislativa aprueba los planes del senador Gilberto Rodriguez Valle, los profesores deberán estar atentos a estudiantes que, en su opinión, estén obesos.

Así, deberán referir los casos que detecten a un consejero o, en situaciones severas, a un asistente social.

Funcionarios de salud se encontrarán con los padres y decidirán si la obesidad está causada por comer demasiado o es una condición médica.

Si el problema es la comida, los padres tendrán que establecer una dieta y un programa de ejercicios, con visitas mensuales por parte de las autoridades para asegurarse de que se sigue el plan.

Después de seis meses, examinarán de nuevo al niño. Los padres se enfrentarán a multas de hasta US$800 si no hay mejora en un año.

Los opositores dicen que, en una sociedad en la que la delgadez se ha convertido en un símbolo de estatus perpetuado por las revistas y las imágenes de los medios, la idea de que los profesores se comporten como un cuerpo policial no hará más que aumentar el estigma sobre la gente con sobrepeso.

Rodriguez Valle y sus partidarios insisten en que las familias serán informadas de forma confidencial, por lo que no habrá humillación para los menores delante de sus compañeros de clase.

Las multas son "necesarias para la sociedad" alega un colega, que dice: "El niño obeso es un problema de salud que se puede convertir en una carga financiera porque el menor puede desarrollar diabetes, insuficiencia cardíaca y otras enfermedades".

Obesidad: casi un tercio de la población

En 2013, el 27,9% de los adultos de Puerto Rico fue descrito como obeso.

La cifra para los niños menores de cuatro años -17,9%- es la más alta de todos los estados y territorios de EE.UU.

Si los padres fallan al hacer su trabajo desde el comienzo, las escuelas deben asegurar estándares, respaldadas por castigos financieros, se arguye.

"No sólo está aumentando la obesidad", se lee en un estudio financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates publicado el años pasado, "sino que no hay datos de historias nacionales exitosas en los últimos 33 años. Se necesita una acción global urgente y liderazgo para ayudar a los países a intervenir de forma más eficaz".

Así que, ¿es atractiva la propuesta de Puerto Rico?

"La obesidad no es como el tabaco, cuya disminución ha sido un éxito de salud pública en años recientes", dice Andrew Hill, profesor de Psicología Médica en la Universidad de Leeds.

"Fumar es un comportamiento individual que está explícitamente ligado a un número de condiciones de salud adversas, mientras que la obesidad es un estado corporal.

"Las causas están impulsadas por el entorno. Vives en un entorno que te anima a comer mucha comida y te desanima a hacer ejercicio.

"Obesogénico"

La obesidad es un problema más grande entre grupos más pobres, que viven en un entorno "obesogénico", según Hill.

 

El experto opina que el ejercicio es menos accesible en estos ambientes y, dado que una alta proporción de los ingresos del hogar se gasta en alimentos, se compran productos baratos altos en calorías, azúcar o grasa, con un valor nutritivo limitado.

A Hill no le gusta la propuesta de Puerto Rico.

"Necesitamos eliminar el argumento de que es todo una cuestión de responsabilidad individual y que 'tú tienes la culpa'. La gente tiene cierta responsabilidad pero debemos reconocer el poder del entorno y lo difícil que es cambiar para el resto de tu vida".

Filadelfia, la ciudad con más sobrepeso de las principales urbes de Estados Unidos, redujo la tasa de obesidad infantil.

La autoridad de la ciudad persuadió a las tiendas para que tengan más frutas y verduras en áreas alguna vez descritas como "desiertos de comida" por la falta de oferta nutritiva.

Ha vetado la leche entera de las cantinas escolares, así como frituras grasientas, al tiempo que las bebidas azucaradas ya no están en las máquinas en las que se venden productos.

Sin estigma

"Ninguno de estos esfuerzos implicó estigmatizar o penalizar a los padres", comenta Rebecca Puhl, vicedirectora del Rudd Center for Food Policy and Obesity (Centro Rudd para políticas de alimentación y obesidad) con sede en Connecticut.

 

"En contraste, estos cambios son ejemplos de cómo se puede apoyar y dar poder a los padres para que les resulte más fácil mejorar la salud de sus hijos".

Puhl alega que se necesita un enfoque más integral, en el que las escuelas fomenten una mejor alimentación y más ejercicio.

Algunos críticos creen que las multas afectan de forma desproporcionada a los padres pobres.

"Hay margen para pensar más sobre incentivos, quizá algún tipo de premios por perder peso, especialmente dado que la obesidad tiende a afectar más a los pobres", sostiene Peter Ayton, profesor de Psicología en la City University.

"La gente responde a incentivos y disuasiones. Se necesita hablar más sobre qué es lo que funciona".

Fotos: BBC.