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Intel (se mete) Inside: la apuesta de la compañía de chips por recuperar el terreno perdido

Intel es una de las compañías más reconocidas a nivel mundial, pero su experiencia en el mercado de los teléfonos inteligentes no fue muy exitosa. ¿Qué camino tomará esta vez el gigante tecnológico para lograr el éxito?

24horas Administrator

Sábado 29 de agosto de 2015

En los años 90, cuando Intel lanzó su famosa campaña publicitaria "Intel Inside" (Intel en el interior), lo hizo a golpe de bombos y platillos.

Ya saben, el "¡tin... tin tin tin tin!" que recordaba a todo el mundo que estaban comprando una computadora con un chip de Intel.

Y funcionó. El procesador Intel Pentium fue -y es- probablemente, el componente de computadoras más famoso jamás construido.

Ya no se escucha tanto la "campanita", pero Intel todavía fabrica muchos de los elementos informáticos que utilizamos hoy en día.

Con una excepción fundamental: la de los celulares inteligentes.

Perdieron el tren. Y se quedaron un poco asustados.

Con esta idea en mente fue como visité el Intel Developer Forum (IDF) de este año, para ver hacia dónde se dirige ahora la empresa.

"Hacia el interior"

Y parece que se dirige "hacia el interior". Literalmente. Dentro de nuestro cuerpo.

Al menos, ese es el pronóstico de Sandra Rivera, la vicepresidenta del Grupo de Plataformas de Red de Intel.

Rivera le habló a la BBC con el convencimiento de que en el futuro tendremos chips incrustados dentro de nuestra piel.

Y, aunque bromeaba, me contó que, seguramente, no será ella quien se ponga primera en la fila para recibir el implante.

Fue un comentario divertido, así que no hace falta mirarlo con lupa. Pero, al mismo tiempo, muy indicativo de cómo están los ánimos de la compañía en este momento.

Intel se quedó en la cuerda floja después de perder el mercado de los teléfonos móviles, y ahora está haciendo todo lo posible para asegurarse ser la pionera en cualquier otra cosa que esté por llegar, sin perder oportunidad.

Creo que en este momento debería hacer mención a esa horrible expresión: la Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés).

Esta tecnología es vista cada vez más como algo intensamente espeluznante y hackeable, con historias acerca de cómo tus dispositivos electrónicos pueden escucharte sin que te des cuenta. O, peor aún, simplemente aburrida.

Muchos, como mi colega Rory Cellan-Jones, piensan que la Internet de las cosas todavía no ha desarrollado su primer producto "asesino"; el aparato que cautivará definitivamente al público.

Pero Intel espera que ese producto llegue lo antes posible.

Y por eso en el IDF de este año no se habló de otra cosa.

Una bicileta BMX inteligente, una silla de bebé inteligente, robots-araña conectados y bolas de malabares inteligentes (de las que hablaré un poco más abajo).

Dado su fracaso en el mercado de los en teléfonos inteligentes, el fabricante de chips necesita ahora destacar en la Internet de las cosas por encima de otras empresas.

"No pueden darse el lujo de perderse la próxima novedad", dice Mark Hung, analista en la consultoría Gartner, especializado en Intel.

"El gran tema ahora es si la Internet de las cosas llegará a ser tan importante como lo es la tecnología móvil", agregó Hung.

¿Sobrevalorado?

El "Intel Inside" hizo de esta marca un producto mundialmente conocido.

En caso de que llegue a serlo, sí.

Cada año, Gartner presenta un interesante informe, el cual tiene por nombre "El Ciclo de Sobreexpectación" (the Hype Cycle). El objetivo: predecir el nivel de acogida de nuevas tecnologías alrededor del mundo.

En el informe de este año, Gartner situó la Internet de las cosas en lo alto de su categoría de "expectativas infladas", una fase de la opinión pública que muestra mucho entusiasmo sobre el una nueva tecnología potencial.

Lo cual es bueno. Pero a esta fase sigue lo que Gartner denomina "el valle de la desilusión".

Se trata de un periodo en el cual las expectativas inciales caen en picado, al entrar en contacto con la realidad. En otras palabras, todo el mundo se cansa de ello.

¿Pero, entonces, qué sucede? Puede que el producto caiga en picada o -y esta es la apuesta de Intel- que migre hacia la "rampa de consolidación", una fase en la que hay una lenta afluencia de buenas ideas, a la que sigue el éxito.

Por ejemplo, Gartner considera que la realidad virtual está en este momento en la "rampa de consolidación", justo al borde de su gran momento).

Creando movimiento

En el IDF, vimos el Curie de Intel, un nuevo chip del tamaño de un botón, que puede alimentar cualquier tipo de dispositivos portátiles.

A ello siguió la nota del chip de la empresa Edison, que tiene el tamaño de una tarjeta SD, el año pasado.

El tamaño y la tecnología no es un problema. Lo que Intel necesita son nuevas ideas.

Por eso, una de las grandes nuevas iniciativas es potenciar la comunidad de creadores, a todos esos técnicos a los que les gusta "jugar", con un pequeño presupuesto, a fabricar buenas ideas, a veces divertidas.

La compañía está financiando un nuevo programa de telerrealidad para estos creadores, con un premio de US$1 millón para nuevas ideas.

Además de la obvia promoción, mostrará cómo Intel está invirtiendo en varios proyectos y espera, al menos, poder demostrar las cualidades únicas de su chip, insluso aunque pareza un poco... extraño.

Malabares

Todo esto me hizo recordar las bolas de malabares inteligentes.

Nathan Peterson es un ingeniero de Intel pero, de forma complementaria -en un proyecto financiado parcialmente por la compañía- ha estado trabajando en el desarrollo de bolas de malabares con chips integrados.

¿Por qué? Bueno, parece que tiene una buena razón.

Ignoró las burlas iniciales ("¡Parece una estupidez!") y me presentó "Siteswap", la clave de los malabares.

Funciona así: en malabarismo, cada movimiento tiene un número. Así que, si lanzar la bola de la mano izquierda a la mano derecha es, por ejemplo, un 3, un 333 será hacer eso continuamente (el clásico malabarismo).

Los malabaristas profesionales intercambian esos códigos para determinar nuevos patrones, como si fueran notas musicales.

El invento de Nathan puede ser, entonces, bastante interesante. A través de chips incrustados, puede localizar la posición de cada bola en el aire. Se trata de un software capaz de reconocer el patrón que se está siguiendo.

Esto no sólamente permite a Nathan compartir patrones de movimiento, si no tambien desarrollar nuevas formas de malabarismo nunca antes imaginadas.

Aunque quizás algo frívolo, refleja bastante el potencial de la Internet de las cosas, como idea efectiva. Así que, si Intel quiere promocionar algo, este tipo de proyectos son muy importantes.

"Algunas personas pueden verlo como una distracción, pero otras como un experimento. Sin ese entusiasmo extendido es difícil superar la desilusión y entrar en la fase de crecimiento sostenido que la industria necesita ver", dijo Mark Hung.

La seguridad es importante

Hay una gran barrera que, potencialmente, podría impedir la gran ambición de Intel. Y esa barrera es la seguridad.

Dados recientes titulares -coches hackeados, cámaras de seguridad, monitores de bebés de todo tipo- el público general está, naturalmente, nervioso ante el camino que podría tomar el Internet de las cosas.

Y no sin base: los profesionales de seguridad del mundo están constantemente descubriendo fallos en distintos tipos de dispositivos conectados.

Intel invirtió bastante tiempo en IDF pregonando la sofisticación de sus sistemas de seguridad, pero esas afirmaciones pueden sonar huecas.

La compañía necesita demostrarlo, y eso puede tomar varios años.

En los 90, tener el logotipo de "Intel Inside" en la computadora se convirtió en sinónimo de haber comprado un buen equipo.

A medida que nos acercamos al 2020 -año en el que los expertos aseguran que la Internet de las cosas será imparable- Intel se desespera por probar que el "Intel Inside" es un sello de garantía para que un dispositivo sea seguro y potente, aunque a veces llegue a hacerlo de la forma más extravagante.

Lea el artículo original en inglés, publicado en BBC Technology News.