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La joven que murió lapidada en Afganistán acusada de haber cometido adulterio

De no haber sido porque las imágenes de la ejecución fueron grabadas por algunos de los asistentes y compartidas en internet, la lapidación de Rokhsana en una zona rural del centro del país hubiera pasado desapercibida.

24horas Administrator

Miércoles 4 de noviembre de 2015

La muerte a pedradas de la joven Rokhshana en una pequeña población de Afganistán casi pasa inadvertida.

Más de una semana después del suceso, las imágenes de la ejecución difundidas en internet destaparon el drama.

Ocurrió en Ghalmin, una pequeña comunidad rural en el centro del país.

Rokhshana, joven de entre 19 y 21 años, fue condenada por un tribunal talibán bajo acusación de adulterio.

Un grupo de hombres llevó a cabo el castigo: la lapidaron. Hace más de una semana, no se sabe con certeza si fue el 25 o el 26 de octubre.

El video de la muerte, cuya autenticidad fue confirmada por las autoridades, fue publicado este martes en internet y rápidamente se extendió por las redes sociales.

El clip, de medio minuto, muestra a una mujer metida en un hoyo en la tierra rodeada de hombres con turbantes que le lanzan piedras.

Se puede oír a la joven entonando la shahada (profesión de fe musulmana) mientras resuenan los golpes secos de las piedras que caen sobre su cuerpo.

Al parecer, la familia de Rokshana le concertó un matrimonio con un hombre mayor contra la voluntad de la joven, quien tenía relaciones con un muchacho de 23 años.

Los jóvenes huyeron de sus familias en un intento de encontrar un lugar seguro para casarse.

Él fue condenado a 100 latigazos. Ella fue condenada a muerte.

Video perturbador

 

Las imágenes del suceso las consiguió y difundió Radio Europa Libre, un consorcio periodístico internacional financiado por el Congreso de Estados Unidos, como forma de abogar por la libertad de expresión e información.

La cadena indicó que un grupo de espectadores grabó la muerte de Rokhshana con sus teléfonos celulares.

La gobernadora de Ghor, Seema Joyenda, una de las dos únicas mujeres que son gobernadoras de provincia en Afganistán, declaró: "Este es el primer incidente del año en esta zona, pero no será el último".

Joyenda explicó que Rokhshana ya intentó escapar de un matrimonio forzado hace dos años y huyó a Irán, pero su familia la encontró y la llevó de vuelta a su país.

"Las mujeres tienen problemas en general en todo el país, pero en Ghor prevalece una actitud aun más conservadora".

Quién está detrás

Si bien la sentencia de muerte para Rokshana fue declarada por un tribunal talibán, no hay certeza sobre quiénes fueron los hombres que lanzaron las piedras.

Las autoridades de la provincia de Ghor le dijeron a la agencia de noticias AFP que Rokhshana fue lapidada por "una congregación de miembros del Talibán, líderes religiosos locales y señores de la guerra armados".

Joyenda, quien condenó el acto, explicó que aquella es una zona a la que las autoridades no pueden llegar.

"El gobierno no tiene acceso a esa zona. Es un área totalmente controlada por el Talibán", dijo la gobernadora según citó Radio Europa Libre.

Sin embargo, activistas en la capital del país, Kabul, creen que los hombres de las imágenes no son miembros del Talibán sino líderes de tribus locales radicales.

"Normalmente, las autoridades locales culpan al Talibán para proteger a los suyos", escribió Wazhma Frogh, cofundadora del Instituto de Investigación para las Mujeres, la Paz y la Seguridad, en el diario británico The Guardian.

"Por supuesto que el Talibán hace este tipo de cosas pero no podemos negar que los líderes tribales también lo hacen", añadió.

 

Las dudas que surgen en torno a quién lapidó a Rokhshana quizá reflejen el hecho de que el Talibán no es un grupo homogéneo.

El nombre se usa para etiquetar a muchos actores, desde combatientes armados hasta clérigos simpatizantes con el movimiento y ancianos.

Un castigo prohibido

Este tipo de ejecuciones no son inusuales en Afganistán.

El pasado marzo, una joven de nombre Farkhunda fue salvajemente golpeada y le prendieron fuego en el centro de Kabul, después de que la acusaran falsamente de quemar una copia del Corán.

La muerte de la chica desató protestas en todo el país y condujo a una condena internacional del trato que se le da a las mujeres en Afganistán.

Pero poco ha cambiado desde entonces.

Los latigazos públicos y las lapidaciones son un eco terrible de los tiempos del gobierno del Talibán (1996-2001) cuando el movimiento fundamentalista tenía como rutina imponer castigos corporales a quienes cometían los llamados crímenes morales.

La lapidación como condena está prohibida en Afganistán.

En 2013, bajo la presidencia de Hamid Karzai, el gobierno tuvo que retirar una propuesta de reintroducir la lapidación como castigo, después de que sus planes se filtraran y se generara un clamor internacional de protesta.

Algunos analistas interpretan lo que está pasando como una señal de la falta de control del gobierno en muchas comunidades rurales en las que clérigos y líderes tribales perpetúan valores fundamentalistas.

La elección el año pasado de Ashraf Ghani como presidente trajo poca esperanza de mejoría para la situación de las mujeres.

Las muertes de Farkhunda y Rokhshana parecen sustentar este pesimismo.