Click acá para ir directamente al contenido

La misión "imposible" del noruego que quiere atravesar el Océano Pacífico en una balsa de madera

Torgeir Higraff quiere recorrer 10.000 kilómetros, de Perú a la Isla de Pascua, en una embarcación hecha con madera de balsa. La expedición zarpó del puerto peruano de Callao con la esperanza de hacer y probar la historia.

24horas Administrator

Martes 17 de noviembre de 2015

Esta es una historia de sobrevivencia, ciencia y exploración. Pero también es una historia sobre una lucha contra la probabilidad, tal y como lo fue en el primer viaje, en 1947.

El historiador noruego Torgeir Higraff, de 42 años, y una tripulación de 13 personas, salieron del puerto peruano de Callao para embarcarse en una aventura.

Higraff quiere cruzar el Océano Pacífico, de Perú a la Isla de Pascua, en el punto oriental de Polinesia, y luego volver.

Esta expedición, Kon-Tiki, quiere llegar más lejos que las dos anteriores.

La tripulación espera completar un viaje de ida y vuelta de 10.000 kilómetros, a pesar de que la mayoría de los expertos navales dicen que es imposible.

Sobre todo, cuando viajas en dos balsas de madera de 17 metros de largo y 7 metros de ancho.

De camino a la Isla de Pascua, seguirán las amables corrientes y vientos del océano. Pero en el camino de regreso, "navegaremos en aguas difíciles", dice Higraff.

Los vientos en el mar pueden alcanzar velocidades de 20 metros por segundo, con olas que pueden alcanzar los 10 metros, dice.

 

Esto hace que pescar sea casi imposible, explica Pal Borresen, director ejecutivo de la expedición.

Así que llevan mucha comida seca. Y grandes esperanzas.

Provisiones en cada balsa

2.500 litros de agua

100kg de naranjas

200kg de arroz

80kg de lentejas

Cuando el también noruego Thor Heyerdahl, considerado uno de los grandes aventureros del siglo XX, hizo el primer viaje en 1947, también fue contra todo pronóstico.

Hace casi 70 años, nadie pensó que fuera posible viajar en balsa de Perú a Polinesia. El mundo académico era especialmente reticente a aceptar esa sugerencia.

Los peruanos antiguos, pensaron, no tenían el conocimiento para hacerlo.

 

Pero Heyerdahl probó que estaban equivocados.

En 2006, Higraff lideró su propia expedición en la balsa Tangaroa.

En aquel momento, los expertos dijeron que no irían más rápido que Heyerdahl en 1947 porque las balsas simplemente seguían los vientos y las corrientes.

Higraff y el Tarangoa rompieron el récord de Heyerdahl por 30 días.

Las balsas se hacen con madera de balsa, una especie más ligera que el corcho y nativa de las Américas.

Las balsas alcanzan su altura máxima, de 20 o 25 metros, en unos cinco años.

Para este viaje, Higraff eligió 44 árboles y los hizo enviar desde Ecuador, que tiene un 90% de la oferta de balsas, a Callao, donde un equipo de 30 personas construyó las embarcaciones en tres semanas.

Como historiador, Higraff había leído a los cronistas españoles que escribieron sobre las actividades marinas del emperador inca Tupac Yupanqui (1440 1490), el cual se cree visitó las islas de Mangareva y de Pascua en el siglo XV.

"Sí que tenían la tecnología", dice. Y cree que hubo vínculos frecuentes entre Suramérica y Polinesia durante cientos de años antes de la llegada de los europeos.

"Esta será la primera vez en la época moderna que se hace un viaje de ida y vuelta".

"Los océanos están cambiando muy rápido y nadie está prestando atención", dice Cecilie Mauritzen, oceanógrafa y directora científica de la expedición.

"Es una oportunidad de darle voz a los océanos".

El trabajo de Mauritzen durante el viaje se centrará en el cambio climático, la contaminación debido a los microplásticos y el impacto de El Niño.

"Los mares también se están volviendo más ácidos, más calientes y con menos oxígeno", explica.

Si los océanos absorben el 90% del calor extra que producen los humanos, "nos están protegiendo por el momento, pero ¿durante cuánto tiempo más?".

Para ayudar en el trabajo científico, las balsas llevan comunicación por satélite, radio balizas y transpondedores de última tecnología, cortesía de las empresas tecnológicas noruegas.

La tripulación vivirá en pequeños cuartos.

De las 14 personas que hacen el viaje, solo dos han navegado en balsas similares antes. Muchos no han navegado nunca.

"Pero cada uno ha sido elegido por sus habilidades, y también hemos tenido en cuenta el género y la edad", dice el CEO de la expedición, Pal Borresen.

Los tripulantes están entre los 19 y los 64 años.

Esto constituye un grupo muy diverso pero no necesariamente experimentado.

Uno de los grandes retos en un viaje como éste es cómo mantener unido y animado al grupo.

Preparados y centrados

"Tengo que estar ahí para ellos y hacer que den lo más de sí mismos", dice Torgeir Higraff.

Los tripulantes quieren llegar hasta la isla de Pascua.

Sabe que habrá momentos de ansiedad y miedo, pero cree que será capaz de lidiar con ellos.

Lo que es menos predecible son los accidentes. Habrá un médico ruso a bordo.

Si pasase algo malo, navieros peruanos y chilenos les seguirán de cerca desde la costa, y un centro de rescate noruego los seguirá vía satélite.

Pero Torger Higraff navega con una cosa en mente: probarle al mundo que es posible un viaje de ida y vuelta en una balsa con tecnología del siglo XV.