En seis días, desde la declaratoria de estado de emergencia, 371 personas fueron detenidas y se incautaron 449 armas de fuego en Callao.
Cada 48 horas, el sicariato asesina a una persona en la ciudad-puerto más importante de Perú; donde está el aeropuerto internacional de Lima y los principales accesos comerciales a ese país.
El despliegue de soldados, policías, tropas especiales y agentes de inteligencia tiene un objetivo: frenar la guerra de bandas vinculadas al narcotráfico cuyos sicarios ya generaron la muerte de 154 personas entre enero y noviembre, según la Policía Nacional de Perú.
El ministerio del Interior de Perú, José Luis Pérez Guadalupe, indicó que dos terceras partes de los asesinados eran personas con antecedentes penales por ser parte de organizaciones criminales.
"Es altamente probable que este tipo de sicariato haya sido básicamente por ajuste de cuentas entre bandas", dijo el ministro al canal limeño América TV.
Estado de emergencia
El fin de semana, el gobierno de Ollanta Humala decretó que Callao quedaba bajo estado de emergencia después de que informes de la inteligencia peruana señalaron que una guerra de bandas relacionadas al narcotráfico estaba al borde de estallar.
Inmediatamente después de la declaratoria comenzaron los operativos con el objetivo de desarticular al menos a 14 bandas consideradas criminales por sus actividades asociadas al narcotráfico, la extorsión y al sicariato.
Además de las detenciones y decomisos de armas de fuego, 2.500 paquetes de marihuana y una cantidad no especificada de pasta base de cocaína se incautó.
El gobernador regional de Callao, Félix Moreno, explicó que los dos problemas más complejos en la ciudad son la droga que sale por los puertos y "la pelea en las calles por parte de las mafias de extorsionadores que tienen como víctimas a los empresarios".
El estado de emergencia otorga facultades especiales a las fuerzas policiales para realizar operativos y revisiones en espacios públicos y privados.
"Los policías son gente muy profesional que trabaja con información de inteligencia, de primera mano; por lo tanto, no ingresarán a lugares donde hay sólo gente inocente", manifestó Moreno.
La Policía Nacional estableció que al menos 10 barrios de Callao son considerados altamente peligrosos.
La ola de detenciones y declaratoria de emergencia sucedió después de que el exreo Wilbur Castillo fuera asesinado con 32 disparos en lo que parece ser un ajuste de cuentas.
Castillo estuvo cuatro veces preso. En la década del 90 integró la banda de secuestradores "Los injertos del fundo Oquendo" y después pasó a "Los destructores".
Tras cumplir su condena, se conoció que comenzó a colaborar con la policía para capturar a los cabecillas de diversas bandas.
Barrio King y "Caracol"
La familia Castillo no duda en acusar al prófugo Gerson Galvez, alias "Caracol", de ser el autor intelectual del asesinato.
La banda que lidera Galvez se llama Barrio King y es identificada por la policía como una organización criminal con actividades vinculadas al sicariato, la extorsión de empresarios y el narcotráfico.
El ministro Pérez Guadalupe reveló el lunes que un informe de inteligencia indicaba que "había un alto riesgo de que se agudice una guerra entre bandas, fruto de las últimas muertes" en Callao.
"Hemos querido adelantarnos a eso", agregó como explicación de la decisión de decretar el estado de emergencia en la ciudad.
La detención de 21 miembros de Barrio King fue el origen de la guerra porque se enteraron que llegaron a ser delatados.
"Hubo una presunción de que había soplo entre ellos y ahí se rompió el equilibrio", sostuvo Pérez Guadalupe.
Denuncias y reportes policiales señalan que Barrio King tenía vínculos políticos con partidos y autoridades en Callao.
Uno de los detenidos acusados de ser parte del grupo es un oficial de la Policía Nacional que ahora es investigado por favorecer e informar a Barrio King de las investigaciones y posibles operativos en su contra.
Callao permanecerá al menos 40 días más bajo estado de emergencia, sin embargo las autoridades peruanas no han descartado ampliar el periodo de excepción para derrotar a las organizaciones criminales que han convertido a los asesinatos con arma de fuego en algo que sucede casi todos los días.