Ruth Costas BBC Brasil
Todavía es pronto para para analizar el impacto de la reciente ola de protestas que ha inundado las principales ciudades brasileñas en la última semana en la economía brasileña y las inversiones en el país. Pero los analistas y especialistas consultados por BBC Brasil destacan que los inversores no suelen ser amigos de la incertidumbre y lo único cierto de estas manifestaciones es que nadie sabe cómo van a acabar.
"Al menos en el corto plazo, las protestas no contribuyen a aumentar la confianza en la economía brasileña que ya había sufrido de una crisis de credibilidad por la reciente desaceleración y por un escenario externo desfavorable", asegura Wilber Colmerauer, director de la consultora londinense Emerging Markets Investments.
"Quien iba a hacer alguna inversión en Brasil probablemente va a esperar un poco para que la situación esté más clara y tenemos información de multinacionales que están anticipando el envío de remesas por miedo a una nueva devaluación del real", sostiene.
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Para Colmerauer, a corto plazo las tensiones sociales contribuirán a la salida de capitales y a que haya una mayor presión cambiaria.
El principal índice de la Bolsa brasileña, Bovespa, cerró la sesión del viernes con una caída del 2,4%, alcanzando los 47.956 puntos, el menor nivel desde abril de 2009. En total, la caída de este año supera el 20%.
Está claro que hace falta diferenciar entre las expectativas del mercado financiero y las inversiones directas de largo plazo, como señala Richard Lapper, director de Brazil Confidential, el servicio de analísis sobre Brasil del diario británico Financial Times.
La luna de miel de los mercados financieros con el país acabó hace tiempo con la desaceleración del Producto Interior Bruto (PIB), el repunte de la inflación y la percepción de que el actual gobierno no está tan comprometido como sus antecesores con determinadas políticas de estabilización económica.
Riesgo social
El sector petrolero sigue siendo uno de los que más beneficios generan.
En el frente exterior, la reciente declaración del presidente de la Reserva Federal Estadounidense (FED) de que pretende limitar su política de estímulos fiscales y volver a aumentar las tasas de interés también está teniendo un impacto negativo sobre Brasil y otros mercados emergentes. Lo que se espera ahora es que un gran volumen de esos capitales deje esos mercados para "volver a casa".
Para Colmerauer, con las protestas, "el riesgo social pasará a ser colocado en las ecuaciones de los inversores", pese a que a mediano y largo plazo puedan tener incluso un efecto beneficioso si la salida de los ciudadanos a las calles se traduce en mejores políticas y prácticas de gobierno.
Neil Shearing de la consultora Capital Economics cree que al lado de esos dos aspectos que generan preocupación en los mercados, el efecto de las manifestaciones en los inversores será pequeño.
"Todo indica que no hay un riesgo político para el gobierno de Dilma. Hay protestas en diversas partes del mundo y la mayoría de ellas no afectan a la economía ni el escenario de negocios", apunta Shearing.
Para quienes invierten directamente en la economía, según Lapper, una de las incógnitas que más preocupación genera es cómo las protestas impactarán en las elecciones del próximo año.
"Hasta ahora, los índices de popularidad de Dilma eran altos y los posibles escenarios electorales parecían estar perfectamente definidos", dice Lapper. "Al menos, en este momento, tenemos la impresión de que, en términos políticos, cualquier resultado puede salir de estas protestas. Al fin y al cabo, hace unas semanas, ¿quién podría imaginarse una ola de manifestaciones así?".
Lapper recuerda que las inversiones directas se mantienen en niveles relativamente altos a pesar de la reciente reducción del ritmo de expansión del PIB. Eso en función del atractivo del mercado consumidor brasileño que -pese a los recientes signos de estancamiento- y a pesar de los sectores que crecen sectores como la infraestructura, el gas y el petróleo.
Por ejemplo, las licitaciones de petróleo y gas de la Agencia Nacional de Petróleo (ANP) del pasado mes de mayo fueron consdieradas un éxito con una recaudación récord de US$1.200 millones.
Recursos cruciales
Aún es incierto el efecto político que tendrán las manifestaciones.
En 2013, se espera que Brasil reciba un total de US$60.000 millones en inversiones extranjeras directas, menos que en 2012 (US$64.000 millones) y que en 2011 (US$66.600 millones), pero es una cantidad significativa.
Y ante el reciente aumento de las importaciones, esos recursos serán cruciales para cerrar las cuentas externas del país. Por eso, una reducción podría ser bastante problemática.
Para Marcos Troyjo, director del centro de estudios sobre los países emergentes de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, las protestas "parecen ser esencialmente una revuelta contra el modelo brasileño del capitalismo de Estado".
"Los manifestantes piden más eficiencia a los servicios del Estado. Creen que lo que pagan de impuestos no está siendo bien utilizado", afirma Troyjo. "Por eso, el modo con el que el gobierno tratará de responder a esas demandas deber tener un impacto imporatne en la economía, aunque sea pronto para que sean positivos o negativos".
Lapper destaca que el gobierno no tiene, por el momento, mucho espacio financiero para atender las reivindicaciones con promesas de más inversión y gastos.
"El gobierno se comprometió con una meta de superávit primario que algunos creen que tendrá dificultades para alcanzar y también de mantener la inflación bajo control. Hay límites en lo que pueden hacer en términos de concesiones", sostiene.