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Las Cafeteras: el aromático sabor de la nueva música latina en EE.UU.

Son parte de un puñado de bandas salidas a la escena alternativa en los últimos años. Dan voz a una generación de hijos de migrantes que se ha reconciliado con sus raíces y vive entre dos mundos. BBC Mundo fue a conocerlos.

24Horas.cl TVN

Sábado 22 de junio de 2013

Valeria Perasso BBC Mundo, Los Ángeles

Dicen que no quieren cantar de política, que son una banda del barrio: pero simplemente por haber crecido en el Este de Los Ángeles se le cuelan en sus canciones referencias a la pobreza y la marginación, el amor viajero y los sueños cumplidos, los inmigrantes y la vida al norte de la frontera.

Tanto como los versos en inglés se encuentran con los ritmos del son jarocho, del repertorio folclórico mexicano.

Eso es Las Cafeteras, una banda estadounidense, eminentemente bilingüe, crecida junto a las vías del tren y entre talleres musicales y militancia comunitaria. Un grupo "de fusión" inevitable, que refleja lo que significa hoy ser Chicano en el oeste de Estados Unidos.

"En el pasado, 'Chicano' se había vuelto un término derogatorio. Ser Chicano era no ser lo suficientemente mexicano ni tampoco estadounidense, ni de aquí ni de allá. Esta generación está retomando esa palabra para decir que nos enorgullecemos de ser lo que somos. Así se transmite en la música, lo que tocamos es son jarocho pero mezclado con muchas otras cosas. Todo lo que nos inspira: nuestro paso por lugares como éste, donde estamos orgullos de vivir", le dice a BBC Mundo José Cano, el percusionista que no le da tregua a su cajón peruano.

La trayectoria de la banda, que se formó en 2005, los llevó por los caminos del barrio, desde que se conocieron en talleres musicales y los siete integrantes –tres mujeres, cuatro hombres- participaron con los vecinos en una protesta para salvar un jardín de infantes que estaba a punto de ser cerrado.

Pero luego salieron más allá, a la cada vez más amplia escena de la música latina estadounidense actual, que tiene en Los Ángeles un centro de creación en efervescencia y en el que militan otras bandas como La Santa Cecilia (más sobre esta banda mañana en BBC Mundo), Tribu o los pioneros de Ozomatli. Una nueva era en la creación de sonidos de inspiración latinoamericana, que encuentra en los hispanos de segunda y tercera generación a una camada de compositores y músicos decididos a borrar límites.

"Somos una generación más consciente de sus historias, somos de aquí porque aquí nacimos y vivimos, pero queremos retomar nuestras raíces y actualizar esas raíces a nuestras historias de hoy", señala Daniel French, una de las voces del grupo además de intérprete de la jarana, el instrumento de cuerdas con forma de guitarra pequeña que hace parte de la identidad sonora del son jarocho.

Bamba rebelde

A la banda Las cafeteras la han descrito como un grupo de almas rebeldes que hace música urgente.

Ver a Las Cafeteras sobre el escenario es toda una experiencia: la voz texturada y dulce de Leah Gallegos, la quijada de burro que rasca mientras canta; el marimbol de Annette Torres, una suerte de xilofón sobre una gran caja de resonancia que se toca a dedo; la combinación de jaranas con requintos, el zapateo rítmico sobre una tarima de madera, los "gritos de guerra" que salen de la garganta de Héctor Flores.

Cuando los descubrió la prensa local, a cuenta de su reinterpretación del legendario himno Chicano "La Bamba", los calificaron de "almas rebeldes" haciendo música "urgente y relevante".

"No es la que versión tradicional mexicana que cantaría tu abuelito, ni la de Ritchie Valens de 1958, ni el remake éxito de Los Lobos de 1987", escribió el diario "Los Angeles Times".

La Bamba versión cafetera es otra cosa: una propuesta de batalla, en la que los "ay, arriba y arriba" se mezclan con versos contra las leyes racistas de Arizona o contra la mera existencia de fronteras nacionales. Y llegaron al "paraíso Chicano" -según definición propia- el día que la cantaron en compañía de Los Lobos, una de las bandas fundacionales del rock hispano en los años ’70 nacida en la misma zona de Los Ángeles que Las Cafeteras.

Vea: Los Lobos y la música latina en EE.UU.

Su primer álbum de estudio, no por casualidad, se llama "Es Hora" ("It's Time"), un título que denota el sentido de urgencia con que esta banda joven mira el mundo alrededor.

Allí figura una canción sobre la violencia de género en Ciudad Juárez, México: el país de sus familias. "Trabajador Trabajadora" es un himno a los "hombres y mujeres que no pierden su orgullo". Menciones a la raza, a los sin dinero. Luego está la versión de "Luna Lovers" en lenguaje gestual dedicada a una joven sorda de Arizona cuya familia había sido detenida en una redada del polémico alguacil Joe Arpaio.

"Cantamos sobre migración porque somos hijos de los sueños de migrantes. Hablamos de abusos policiales porque los vivimos. Y de la pobreza porque así crecimos", dice Flores.

Pero no se consideran una banda política: sólo un producto de su tiempo.

Y lo resumen así: "Si creciste en East LA (Este de Los Ángeles), sabes de qué hablamos. Somos los hispanos de acá, estas son nuestras historias. Hablamos de los ataques contra nuestra gente, pero también del amor y de la familia: así es nuestra realidad. No somos un grupo político. Somos un grupo real".