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Las marionetas que arrasaron en el Festival de Viña del Mar

Un puñado de muñecos que parodian a la industria televisiva fueron lo más visto del conocido festival musical chileno. Ratones de peluche, monos y calcetines despertaron la curiosidad de la audiencia.

24Horas.cl TVN

Jueves 28 de febrero de 2013

Mateo tiene 7 meses. La noche del miércoles, después de tomarse toda su leche recibió un premio: sus padres lo dejaron ver el show de 31 Minutos en el Festival de Viña del Mar en Chile.

"A Mateo le gusta 31 minutos desde que nació", le cuenta a BBC Mundo la madre de Mateo, Valeria Zúñiga, desde Santiago de Chile.

Mateo no habla, menos canta, pero las marionetas lideradas por el "mono" presentador Tulio Triviño y entre las que se cuentan ratones, muñecas y pájaros de variados colores, le sacaron más de una sonrisa. "Conversaba con la tele, se quedaba pegado mirando y cuando yo cantaba se mataba de la risa", dice Valeria.

Como Mateo, millones de personas vieron a través de la televisión cómo un puñado de muñecos hacían cantar y bailar a 16 mil espectadores en vivo en la Quinta Vergara de Viña del Mar, donde se realiza el conocido festival.

Y aunque estaba lleno de niños, eran los adultos los más participativos, quienes coreaban canciones como "Tangananica", interpretada por un dúo de ratones de peluche.

Las marionetas lograron 53 puntos de rating, es decir, más de 3,3 millones de chilenos sintonizaron el espectáculo.

Eso sin contar que se convirtieron en trending topic en Chile, además de constantes comentarios y fotos en otras redes sociales.

La televisión: un mundo nuevo y fácil

A Mateo, de siete meses, "le gusta 31 minutos desde que nació", asegura su madre.

El éxito no es repentino. La serie comenzó en 2003, bajo el alero de la productora Aplaplac, de Álvaro Díaz y Pedro Peirano –guionista de la cinta nominada al Oscar, "No". Fue transmitida entonces en TVN, el canal estatal chileno.

Planteada como una parodia a los noticiarios "serios" que ven los adultos, 31 minutos se convirtió en gusto de chicos y grandes.

"Yo nunca vi televisión porque es muy fome (aburrida, en chileno popular), yo prefería estudiar y hasta leer. Pero mi padre que es un loco y vende teles para mi santo me vendió un televisor. Y descubrí un mundo nuevo y fácil que estaba en la televisión. No necesito amigos que me amen, es la pantalla la que cumple esa función", dice la canción más conocida y telón del noticiario "31 minutos", base sobre la cual se construye el programa de títeres.

Éste nació como reacción a una industria televisiva "basura", según sus creadores, convirtiéndose en una alternativa educativa, al mismo tiempo que entretenida.

"Es el primer programa de TV para niños hecho de forma profesional, sin creer que los niños son estúpidos y con una base musical compuesta por los mejores músicos de su generación, lo que permitió unir a distintas generaciones", le explica a BBC Mundo Gustavo Orellana, periodista y "fan" de 31 minutos.

 

Este gusto que lo ha transmitido a su hijo Vicente, de dos años y medio, con quien vio su participación en el festival hasta la medianoche.

La versión chilena de Mafalda

Uno de los principales componentes del show de títeres es el humor. "Es un humor súper inteligente que sorprende con las salidas que tiene, los remates. Los niños lo ven desde su punto de vista y para los adultos está lleno de chistes internos. Es parecido a lo que pasa con Mafalda", dice Valeria.

El festival de Viña del Mar no fue la excepción. Al contrario, sus creadores aprovecharon el espacio para parodiar tanto el festival como sus referentes culturales.

El show para el certamen, o festival de "Tri-Viña", como lo presentó Tulio, contó con un jurado integrado por personajes que prometían ponerle "Viña" o "Gaviota" a sus hijos, una parodia al comentario que en 1981 hizo Julio Iglesias sobre el escenario de la Quinta Vergara: "Si tengo un hijo, le pondré Chile".

 

Otro de los títeres, Mario Hugo, le pidió a Patana "escuchar la voz del pueblo", recordando el famoso episodio cuando el cantante venezolano José Luis "el Puma" Rodríguez permaneció 15 minutos en silencio mientras el público pedía que le entregaran un premio, en pleno gobierno militar.

Hasta Mario Kreutzberger, Don Francisco, fue parodiado por uno de los muñecos, que dirigió un evento en alusión a la Teletón, famosa transmisión televisiva chilena que busca juntar fondos para los discapacitados.

El éxito fue rotundo. Y un puñado de muñecos fueron los primeros seres no humanos en recibir todos los premios del certamen, incluida la Gaviota de Oro, el máximo galardón.