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Lejos de casa: la nostalgia extrema afecta a cada vez más adultos

En una era globalizada, cada vez más individuos viven lejos de su hogar. Dejarlo todo puede llevar a las personas a sufrir de tal añoranza que les impide llevar una vida plena y a experimentar síntomas como la depresión.

24Horas.cl TVN

Martes 18 de junio de 2013

Tom Heyden BBC News

La nostalgia puede pegar muy duro. Tanto, que la expresión en inglés -homesickness- la equipara a una enfermedad.

Si lo sabrá el futbolista español Jesús Navas, quien ha tenido una carrera marcada por una nostalgia tan severa que por ella dejó de jugar para la selección española. Pero Navas no es el único: su condición afecta a un número sorprendente de adultos.

Durante años, el jugador aparecía en forma recurrente en las columnas de chismes del fútbol. En Inglaterra, se especulaba que el extremo pasaría a la Liga Premier inglesa por una gran cantidad de dinero. Pero el lector conocedor siempre lo pondría en duda por una sencilla razón: su melancolía por su casa lo harían imposible.

El deportista ha sufrido por muchos años de una añoranza tan severa que le impedía pasar mucho tiempo fuera de Sevilla, que queda a menos de 30km de su lugar de nacimiento, Los Palacios y Villafranca. Sus ataques de ansiedad lo obligaron a faltar a viajes de entrenamiento y giras de pretemporada.

Ahora se dice que ha superado su melancolía gracias a la terapia. Está por dejar el Sevilla para unirse al Manchester City -en Inglaterra, a más de 2.500km de su ubicación actual- la próxima temporada.

Pero en tiempos donde el trabajo se ha globalizado, hay muchos adultos que todavía sufren por estar lejos de casa.

La nostalgia en adultos está comúnmente asociada a estudiantes que se van de sus casas por primera vez. Investigadores sugieren que en algún momento hasta un 70% la sufre. Aunque en la medida que más personas emigran a grandes ciudades -e incluso a otro lado del planeta- se ha vuelto un sentimiento compartido por muchos.

 

PÁNICO, PESADILLA E INSOMNIO

El traslado a otro país puede ser sobrecogedor, particularmente si no hablas el idioma. De acuerdo con la psicóloga Caroline Schuster, la añoranza puede tener síntomas similares a la depresión.

Según la experta, en casos extremos puede convertirse en ataques de pánico, y también puede resultar en una exclusión social, falta de sueño, pesadillas y problemas de concentración.

La modelo británica Keisha Narain, de 25 años, se mudó a Nueva York en octubre del año pasado. A pesar de gustarle los viajes y explorar, le fue difícil adaptarse.

"Debido a que me siento sola, me gusta dormir, quedarme en casa y ver programas", cuenta Narain. "No soy muy activa en comparación a como sería en casa".

En los días realmente malos -a principio de año- confesó que con frecuencia se iba a casa a llorar.

Schuster explica que casi cualquier cosa puede desencadenar la añoranza: un olor, un sabor e incluso un color.

Para la voluntaria británica Fiona Watson, quien vive en Argentina, lo que le despierta ansiedad es algo visual. "Ves una imagen e inmediatamente va directo a tu corazón".

"Puede ser de cualquier lugar que haya vivido en Europa, en mi caso (mi nostalgia) es Europa, no un país específico, granjas antiguas en Suiza, fotos de pueblos en el sur de Francia... mercados de frutas y vegetales en París".

 

DE HOMERO A NUESTROS DÍAS

Si bien Watson puede sentir nostalgia por todo un continente, normalmente ocurre también en escalas más pequeñas.

"La gente puede experimentar melancolía por mudarse a otra calle", comenta el psicólogo social Gary Wood. Todo se trata de cómo manejamos el cambio.

Mudarse a lugares nuevos implica tener menos "puntos de anclaje", agrega Wood, y "algunas personas toleran esta ambigüedad (en sus vidas) mejor que otras".

Referencias literarias sobre la añoranza van tan atrás como la Odisea de Homero. Pero la terminología moderna fue acuñada en el siglo XVII para describir el sentimiento de los mercenarios suizos, quienes anhelaban su tierra mientras luchaban en otras partes de Europa.

La demanda por estos hombres habilidosos con la lanza pequeña y su valentía casi suicida era alta. Se dice que se les prohibió que cantaran canciones suizas debido a que la nostalgia los podía abrumar y dejar inútiles.

En el siglo XVII se consideraba la melancolía como una enfermedad peligrosa de la que la gente podía morir, cuenta la doctora Susan Matt, autora de "Nostalgia: una historia americana".

La experta explica que poco a poco llegó a considerarse como algo inmaduro e infantil, no encajaba con la cultura de imperialismo y capitalismo.

Pero Schuster piensa que en los últimos años ha habida una tendencia contraria, que ha hecho que la gente tenga menos miedo hablar de ello.

 

EL PESO DE LA SOLEDAD

El actor británico Robert Lindsay admitió recientemente haber roto a llorar a un lado de una autopista de Hollywood cuando escuchó una al compositor inglés Edward Elgar en el radio de su auto.

Normalmente los soldados pasan muchos meses lejos de casa, con frecuencia en lugares hostiles.

"A algunas personas les pega (la nostalgia) muy, muy mal", concede Charles Heyman, quien ha prestado servicio en varios continentes y ahora es editor de la revista Armed Forces of the UK.

Las experiencias más agudas de añoranza de Heyman ocurrieron durante su carrera de civil, después del ejército, cuando viajaba con regularidad para trabajos de asesoría.

La soledad que sintió quedándose en hoteles en el extranjero, junto con la imposibilidad de compartir sus experiencias con alguien, era mucho peor que cualquier melancolía que sintió durante su tiempo en el ejército.

"El lujo en el hotel no podía aliviar el hecho de que estaba solo. Era algo que te carcomía".

 

LA TECNOLOGÍA: DOBLE FILO

La tecnología moderna puede limitar este aislamiento, permitiendo un contacto casi constante con las personas que amas donde sea que estén.

"Skype es un salvavidas", dice Wood. Permite que abuelos al otro lado del mundo puedan ver crecer a sus nietos.

Pero estos programas, como que Facebook y FaceTime, también pueden exacerbar la melancolía.

"Skype y Facebook son excelentes herramientas para mantenerse en contacto con toda la gente que extrañes de casa", señala Watson. "Pero al mismo tiempo, ver a la gente que quieres, la comodidad de las casas que extrañas, fotos de tiempos felices... de alguna manera te lo restriega y te puede hacer sentir peor".

"Ver mi sofá, mI casa, a mis amigos juntos, algunas veces me hace sentir que me estoy perdiendo de algo", confiesa Narain. "Es todo lo que se y se siente muy lejos".

Algunas personas pensaran por qué la gente que siente añoranza sencillamente no regresa a su lugar de origen.

 

LA COMIDA POR AMIGOS

No siempre es tan fácil. Matrimonios de nacionalidades distintas son cada vez más comunes, lo que significa que al menos una persona se enfrenta al panorama de vivir lejos de casa para toda la vida.

Es este sentido de permanencia lo que Mike Burton, originario de Londres, encontró particularmente difícil tras mudarse al país de su esposa, Irlanda, en 1976, a pesar de que ya había vivido en el extranjero durante muchos años.

"Me llevó buena parte de los 15 años darme cuenta que nunca iba a regresar a Inglaterra", cuenta.

Incluso después de tantos años, él admite que donde se siente 100% cómodo es en Inglaterra, comparado con un 98% en Irlanda.

Schuster explica que la gente necesita construir "redes de apoyo". Y en casos muy extremos someterse a terapia de comportamiento cognitivo.

Por su parte, Wood recomienda a las personas que sufren de nostalgia escribir cada noche tres cosas de las que estás agradecido, así como tres cosas que esperas con gusto para el día siguiente.

La añoranza también puede unir a la familia, sugiere Watson. "Aprendes a priorizar y llenar tu maleta con lo que es más importante para ti cuando estás lejos de casa. Como no puedes llevarte a familiares y amigos, te llevas comida".

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