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Lo divertido y peligroso de darle la vuelta al mundo navegando

Volvo Ocean Race: nueve meses de innumerables peligros, casi nada de sueño, hacinamiento en un barco de 20 metros, de comida congelada deshidratada... y de una aventura inolvidable.

24Horas.cl TVN

Domingo 14 de diciembre de 2014

Aimee LewisBBC Deportes

El Team SCA es el primero totalmente femenino en diez años.

Hay que tener cuidado con las medusas voladoras de nariz azul. Y de las ballenas durmiendo. Y de las redes de pesca y de la carga caída, y de las tormentas tropicales y los vientos cambiantes.

Los océanos están llenos de angustiosas y horribles trampas.

Competir en la Volvo Ocean Race para darle la vuelta al mundo en un barco de competición no es para corazones débiles.

Se requiere carácter para afrontar 40.000 millas náuticas de peligrosos mares y estar dispuesto a pasar 9 meses en la estrechez de un barco de apenas 65 pies, sin poder dormir, con una dieta de comida deshidratada congelada y bebiendo agua desalada.

Las ballenas durmiendo y los contenedores perdidos con dos de los mayores peligros.

¿Cómo lo hacen? ¿Cómo mantienen el espíritu alto? ¿Por qué sacrificar la vida familiar por un golpetazo brutal aguas en habitadas por tiburones?

Los miembros del equipo SCA, la primera tripulación exclusivamente femenina en competir en el evento en diez años, le hicieron un hueco a la BBC para compartir lo que es la vida entre olas en el océano.

Cuatro horas, cuatro horas, no es normal

"Nuestro día no es el de cualquiera porque trabajamos 24 horas al día, siete días a la semana. Todo es uno", Sam Davies.

La suya no es una vida en la que se trabaja de nueve de la mañana a cinco de la tarde y después se van para su casa. En realidad, se trata de una vida que gira en torno al tic tac de un reloj y de la puesta y salida del sol.

Las tripulantes hacen turnos de cuatro horas de trabajo, cuatro de descanso.

Las necesidades más simples son comprimidas en un siempre cambiante y horario. ¿Dormir? ¿Comer? ¿Descansar? Sólo cuando es necesario. Sólo para recargar y volver a empezar.

"No puedes concretar el momento en que empieza el día", comenta la capitana del SCA, Sam Davies, antes de empezar la segunda etapa de la regata, desde Ciudad del Cabo a Abu Dhabi.

Antes de zarpar son sextas de los seis equipos que siguen en la competencia que empezó en Alicante en octubre y termina en Gotemburgo en junio del próximo año.

"Tenemos un sistema de vigilia en el que pasamos en cubierta trabajando cuatro horas y después nos tomamos cuatro horas de descanso", dijo.

"Cada ocho horas, tenemos dos horas de sueño. Pero como siempre estamos compitiendo, si necesitamos hacer maniobras o cambiar velas, hacen falta todas las manos en la cubierta, así que no te puedes tomar el descanso de cuatro horas".

Menú del día: comida deshidratada, es aburrido

"¿Cómo describo el cordero? ¿Me atrevo a empezar por el color? Gris con puntitos negros. Ah, sí, la extraña carne con puntos del cordero", Corinna Halloran

Comer como un rey o una reina: "érase una vez en una tierra muy lejana"… En el mar, la tripulación come como astronautas, carne deshidratada congelada.

Las tripulantes comen como astronautas.

Dee Caffari describe la dieta como "un poco extrema". Corinna Halloran dice que el helado deshidratado es algo que sólo debería probarse una vez. Mientras Sophie Ciszek bautizó esta segunda etapa de la regata como la de la "carne blanda".

"Para desayunar tenemos avena. El almuerzo y la cena es todo lo mismo", dice Davies, quien quema unas 5.000 calorías al día durante tres semanas cada vez.

"Te aburres, pero es combustible, es una parte vital de navegar y de ir rápido, así que no puedes saltarte la comida sólo porque no te gusta", agrega.

"Parte de nuestro entrenamiento era probar todo esta comida para que eligiéramos la que nos gustaba más, así que estamos contentas, aunque también estamos deseando comer algo de fruta o ensalada".

Al acecho: ballenas durmiendo y arrecifes de coral

En una noche de diciembre negra como el carbón en aguas infestadas de tiburones, los peores miedos de un marino se hicieron realidad cuando uno de los equipos golpeó un remoto arrecife de coral, un barco abandonado al noreste de Mauritiana. Un error humano, un costoso naufragio.

El equipo Vestas Wind se metió en aguas que apenas cubren hasta las rodillas al amanecer y esperó pacientemente a ser rescatado, mientras al equipo SCA le llegaba la noticia por correo electrónico, lo que instauró un ánimo sombrío a bordo.

El accidente del Vestas fue recibido con ánimo sombrío en el SCA.

"Nos podemos imaginar cómo debe haber sido, pero podría haber sido peor", dice Caffari, la primera mujer que navegó sin paradas alrededor del mundo en ambas direcciones.

"Estamos en manos del viento y la marea, pero también hay peligros imprevistos", explica.

"Las ballenas duermen justo bajo la superficie así que no las vemos, pero con suerte nos oyen llegar. También hay contenedores que se han caído de cargueros".

El Team SCA se encontró con estos delfines en su travesía.

Una hora libre: descansar o email

"No usamos el teléfono salvo para hablar con periodistas. Nos comunicamos con la familia por correo electrónico", Sam Davies.

Cada miembro de la tripulación puede tener una bolsa a bordo. "No es muy grande", explica Davies.

"Es una mochila de 40 litros y en la mía tengo cinco pares de calcetines, gorros para el frío, camisetas de marga larga y mi iPod".

Pero el propósito de tener un iPod no es escuchar música o ver películas, es más bien para ver fotografías de su hijo de dos años, un recuerdo del sacrificio que esta nieta de un comandante de submarino graduada en Cambridge hace para ponerse a prueba ante la crema de los navegantes.

"Normalmente acabo tan cansada que cuando llego a mi camarote caigo dormida, pero me gusta mirar fotos de mi familia", dice Davies.

"Podemos enviar correos a nuestras familias cuando queremos, pero hay que sacrificar horas de sueño y descanso. Por suerte, ellos lo entienden y nos escriben sin esperar que respondamos cada día".

El tiempo para la familia es poco, cada vez que entran a puerto.

Que llueva, es bueno para el pelo...

Desde las impredecibles aguas del océano Atlántico a los monzones del Índico o los icebergs de los mares del sur, hay todo un catálogo de peligros para evitar y condiciones para superar.

La lluvia puede ser dolorosa "pequeñas piedras lanzadas contra la piel", pero a veces los vientos barriendo son un alivio.

La lluvia puede ser algo dolorosa.

"Cuando llega un nube con lluvia, es agua dulce, y la diferencia entre poder enjuagarse para sacarse la sal del cuerpo es simplemente increíble", dice Abbys Ehler en su blog.

Caffari admite que la vida en el barco no es para los que quieren comodidades, admitió sin rodeos: "No es un entorno glamuroso ni cómodo donde te puedes cambiar la ropa interior cada día".

En la oscuridad de la noche

Desorientados en la noche, cuando el cielo es tan oscuro como la panza de una vaca y no hay luna ni estrellas para guiarte, el cielo y el mar se convierten en uno.

"Me encanta navegar de noche", dice Davies. "Ofrece todo un nuevo nivel y normalmente es en el momento en que mejor lo hago".

Las mujeres del Team SCA iniciaron la segunda etapa sextas de los seis barcos que quedan.

En 24 horas, cada tripulante tiene tres turnos al día de cuatro horas, con lo que todas se enfrentan al desafío de navegar de noche.

"El mayor problema es que no ves el viento así que no sabes cuándo te va a golpear una ráfaga y no puedes ver las olas", dice Annie Lush.

"Si la luna brilla, es diferente pero cuando está tan oscuro, no ves el horizonte, no ves la diferencia entre el cielo y el mar. Puede desorientar así que tienes que estar muy concentrada".

Pequeñas siestas para mejor desempeño

Una litera de fibra de carbono y un cinturón de seguridad, eso es lo único que se necesita para una relajada hora de sueño.

Las literas están a cada lado del barco, pero la tripulación sólo puede usar la de babor o estribor, en dependencia del viento. Y siempre con el cinturón porque nadie quiere ver a una compañera que duerme ser catapultada de un lado a otro del barco.

Pero las aguas agitadas no son equivalente a arruinar el sueño.

Las tripulantes duermen en literas cuando tienen sus cuatro horas libres.

"El momento más duro es cuando hay poco viento", dice Caffari.

"Todos piensan que es cuando te relajas pero en realidad es cuando empieza el trabajo duro, porque trabajas mucho para que el barco vaya rápido", agrega.

"Necesitas que el peso del barco sea redistribuido y por tanto es mucho trabajo".

Pero mientras el viento es bueno para navegar y no tan malo para dormir, el temblor del barco convierte el hacer la cama en una ardua tarea que puede tomar hasta duros 40 minutos.

Y con los músculos demasiado exigidos, las extremidades no se estiran como se debería cuando las olas mecen y bailan a un ritmo impredecible.

"Todos sabemos que puede pasar cualquier cosa", dice Davies. "Es algo para lo nos hemos preparado".