Felipe Salaberry, ex subsecretario de Desarrollo Regional, se refirió a su polémica salida del Gobierno, luego de que una publicación de Biobío asegurara que la exautoridad no habría respetado tres luces rojas abordo de su vehículo, por lo cual habría sido multado y incluso habría insultado a un inspector municipal y tratado de ocultar lo ocurrido a través de su hermana, Iris Salaberry, quien desempeñaba labores en la municipalidad de Ñuñoa, comuna donde habrían ocurrido los hechos.
"Todas esas acusaciones son falsas. Cuando se establezca la verdad habrá un vuelco a favor de mi honra", sentenció Salaberry en entrevista con El Mercurio.
Sobre la acusación la cual plantea que Salaberry habría intentado ocultar el supuesto incidente mediante su hermana, el ex diputado dio su versión de los hechos: "Mi hija me dice que el mismo vehículo (municipal) continúa siguiéndonos, por lo que llamo a mi hermana y le comentó mi extrañeza por encontrarlo en distintos lugares".
"Lo que hizo mi hermana fue llamar a la central de comunicaciones, como lo haría cualquier vecino. No llamó al alcalde ni a ninguna autoridad municipal", puntualizó Salaberry y agregó que "decir que eso es tráfico de influencias es completamente absurdo".
El exsubsecretario también se refirió a las conversaciones que sostuvo con el alcalde de Ñuñoa, Andrés Zarhi tras el supuesto incidente: "Hay que despejar toda duda de que las reuniones sostenidas con el alcalde y la visita a la comuna para inaugurar luminarias fueron agendadas y así está establecido en los mails e intercambios entre los gabinetes de la subsecretaría y del municipio".
Sobre su renuncia, Salaberry afirma que dejó su cargo para no perjudicar al Gobierno, poder centrarse en su defensa y "que se descubra quién o quiénes estuvieron detrás de esto".