La pugna por la aprobación del salario mínimo llega nuevamente este martes al Senado, revestida de posturas rígidas que no dan luces de un posible acuerdo entre el Gobierno y la oposición. El Ejecutivo insiste en no subir de los 193 mil pesos -considerando que el alza con ese monto ya supera lo hecho en otros años por los gobiernos de la Concertación-, mientras que del otro lado de la vereda, sólo se sentaran a hablar con un piso de 200 mil pesos.
En La Moneda no cuentan con mayoría en el Congreso y es por eso que los ministros de Hacienda y Segpres, Felipe Larraín y Cristián Larroulet, han sostenido reuniones con senadores de la Democracia Cristiana (DC) para acercar posiciones. Si bien el camino hacia la aprobación no está pavimentado y se estima difícil de conseguir, algunas piedras en la ruta han sido despejadas con una posible concesión en base a subsidios estatales que permitan mejorar la puntería y que el costo no lo asuman las empresas.
La propuesta del Gobierno incluye un reajuste familiar y apoyo en particular a las mujeres en cuanto a planes de empleo. Pero desde la DC piden un aumento mayor en las asignaciones familiares y subsidios a las pymes. Pero también hubo acercamientos con el presidente del Senado, Camilo Escalona (PS) y el senador Ricardo Lagos Weber (PPD), donde el énfasis también estuvo en dar incentivos que permitan subsidiar a los sectores más bajos de la población.
Una postura más radical han sostenido los también senadores Fulvio Rossi (PS) y Guido Girardi (PPD), quienes anunciaron que si la propuesta no comienza en los 200 mil pesos, votarán que no. De esta forma, durante la mañana la comisión de Hacienda de la Cámara Alta tenía previsto ver la propuesta que tiene el Gobierno, para discutirla en sala por la tarde.
Desde el oficialismo esperan se llegue a un acuerdo para evitar hacer uso del veto aditivo que tiene el Presidente de la República, Sebastián Piñera, aunque todo indica que es una posibilidad más real que ficticia de no conseguir el apoyo necesario.
Ante esta posibilidad, el senador Alberto Espina (RN) sostuvo que "pretender estirar la cuerda hasta el final es absurdo. Se corre el riesgo de que más de 2 millones y medio de beneficiarios se queden sin aumento de sus salarios para el mes de julio, además del aumento en el reajuste familiar".