"El corazón de la reforma está siendo herido, irremediablemente. ¿Qué confianza puede tener uno a futuro cuando conversa con un ministro?".
Así reaccionó el presidente de la comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, Pablo Lorenzini (DC), tras conocer el histórico acuerdo entre el Gobierno, el oficialismo y la oposición, donde se aseguraron los votos a la reforma tributaria, tras realizar una serie de modificaciones al proyecto original.
Lorenzini, en entrevista con La Tercera, lamentó que se hayan realizado cambios a la iniciativa despachada por la Cámara, pero aclaró que no sufragará en contra cuando le toque discutir estas indicaciones.
"No voy a votar en contra, pero al menos voy a abstenerme, en señal de desilusión", aseguró.
Para el dirigente falangista, si se aprueba la reforma con los cambios anunciados de último minuto, será "una reformita, un poco más interesante que la que hizo Piñera".
"Algún día espero que en este país podamos hacer una reforma para la gente, para las regiones y que paguen los que tengan que pagar. Lo único que no han cambiado durante estas conversaciones es la rebaja de impuestos a los que ganan más. Curioso, ¿no?", sentenció.
En el pacto firmado ayer martes, el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, anunció que se elevará de 20 a 27% el impuesto que pagan las empresas, dos puntos más que en el texto inicial.
Además, y ahí la molestia de Lorenzini, se eliminará la retención del 10% del total de las rentas atribuidas y se incorporará un incentivo al ahorro para las compañías que lleven contabilidad completa y tengan ventas hasta 100.000 UF, en virtud del cual se les permitirá reducir de su base imponible (deducción como gasto) de primera categoría, un monto equivalente al 20% o 50%, dependiendo del caso.
En tanto, se mantiene la eliminación del Fondo de Utilidad Tributaria (FUT) para buscar -con todos los impuestos- una recaudación de 8.200 millones de dólares.