Pese a que se trata de conceptos muy distintos, “acarreo” de gente para votar y cohecho son muchas veces utilizados como sinónimos.
En entrevista con 24Horas, los expertos electorales de la Universidad Diego Portales, Mauricio Morales, y de la Universidad del Desarrollo, Lesley Briceño (UDD), aclaran esta importante diferencia.
“Cohecho es un delito y es la compra deliberada del voto, es decir, violando el principio del secreto que tiene el voto y la libertad del individuo para ejercer ese derecho, mientras que el acarreo consiste en llevar o facilitar el hecho que las personas concurran a las urnas, pero sin incidir directamente en la conducta electoral de esa persona”, explica Morales.
Briceño, por su parte, precisa que no existe ninguna sanción contra el “acarreo”, pero advierte de los cuestionamientos éticos a esta práctica.
“En el tema del acarreo de los votos, nos cuestionamos si esa práctica (que no está sancionada) es ética pues apunta directamente a los valores que rigen nuestra conducta y nuestras creencias acerca del bien y del mal”, señala.
Morales comparte que se trata de algo “cuestionable”, pero apunta a la desigualdad entre los candidatos.
“Hay candidatos que tienen mayor capacidad de movilización y, por lo tanto, la capacidad de acarreo depende del poder financiero que tenga ese partido. Es cuestionable éticamente, es pero es parte de la política”, puntualiza.
Finalmente, los especialistas explican que la relación entre “acarreo” y cohecho tiene una razón histórica.
"Es una práctica histórica, no solo en Chile sino que en distintas democracias actuales. Históricamente podemos relacionarla algunas prácticas de clientelismo político realizadas en el campo chileno cuando se compraban los votos por alguna prenda de vestir (por ejemplo la entrega de zapatos a los votantes) o la entrega de favores políticos a cambio del voto", asevera Briceño.