En medio de una gran expectación pública, se realizó hoy el acto ecuménico de Navidad en el penal de Punta Peuco. Durante la ceremonia, diez condenados pidieron perdón por los delitos de lesa humanidad que cometieron durante la dictadura.
Entre ellos estuvieron Raúl Iturriaga Neumann y José Zara, condenado por el crimen de Carlos Prats y su esposa. Además participó Carlos Herrera Jiménez, condenado por el asesinato de Tucapel Jiménez y dos ex agentes que cumplen sentencia por el caso Degollados.
Uno de los invitados especiales a esta ceremonia fue el sacerdote Mariano Puga, quien durante el régimen militar sufrió torturas en Villa Grimaldi por ser un férreo opositor a Pinochet. En conversación con canal 24 Horas, el religioso relató detalles de la actividad que se realizó a puertas cerradas.
Según su testimonio, había una asistencia "importante" de los internos marcada por un ambiente "denso, profundo y silencioso". Agregó que quienes tomaron la palabra pidieron perdón a Jesús en primer lugar, después a las víctimas y finalmente "casi todos le pidieron perdón a sus propias familias". A su parecer, "sentí que habían diez hermanos que reconocían públicamente su pecado".
Consultado por si percibió que se trataba de un reconocimiento sincero de sus actos, Puga planteó que él no es quién para "juzgar la intención profunda de esos hermanos". Respecto a este mismo punto, agregó que "no tenemos derecho a hacer juicio. ¿Cómo vamos a creer si ese perdón es sincero?".
En lo que sí fue enfático fue en emplazar a que "ese perdón se concrete en colaborar con la justicia. Ahí sí que todos tenemos derecho a pedir eso". Respecto a quienes participaron en la dictadura y no han entregado información para dar con el paradero de las víctimas, el religioso hizo un llamado: "Yo les pido que se pongan la mano en el corazón, como nos enseñó Jesús, y denle lo que ustedes pueden darle para que esos seres queridos sepan algo de cómo murieron, dónde murieron, quiénes mataron y por qué mataron a sus familiares".
En cuanto a las diversas manifestaciones suscitadas en la sociedad en torno a esta iniciativa, Puga recalcó que "las reacciones (...) muestran lo que somos los chilenos en este momento. Somos un país que sangra por historia". Además visualizó como "el gran problema de Chile" a los que denomina como "observadores insensibles frente a un drama que nos envolvió a todos".
Por último, el religioso aseguró que "no puede haber tranquilidad, ni paz ni olvido mientras lo ocurrido en el pasado no se enfrente. No puede haber tranquilidad mientras no se sepa el paradero de los detenidos desaparecidos": Asimismo, llamó a la sociedad a que "alguna vez tengamos la valentía y fraternidad en este país de enfrentarnos asesino y asesinado, y de mirarnos las caras. A eso vino Jesús. Este tema es de la conciencia cristiana y humana de Chile. Mientras esto no se resuelva, no habrá paz".
24HORAS.CL TE RECOMIENDA: