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Visión técnica de la reforma tributaria

Con 30 años de experiencia en impuestos y tributos, Álvaro Mecklenburg, desglosa lo bueno y lo malo del proyecto de reforma tributaria de la Presidenta Michelle Bachelet.

Mónica Ñancupán

Sábado 12 de abril de 2014

El experto tributario de la consultora Deloitte, Álvaro Mecklenburg, asegura que desde 1984 no se hacía una reforma tributaria de la magnitud de la impulsada por el Gobierno de Michelle Bachelet. Según él, lo trascendental es que no sólo cambia la carga tributaria, también altera la estructura tributaria en el país.

Según Mecklenburg las empresas con ventas inferiores a los 120-140 millones de dólares, no deberían verse afectadas por la eliminación del FUT, pero sí las que vendan más de 140. "Mientras más vendan, más alto será el impacto", asegura.

Con lo que no está de acuerdo, es con las razones de la eliminación que apunta a eliminar la elusión y evasión de impuestos, Mecklenburg cree que esto se puede soslayar con otra fórmula.

Otro punto que considera efectivo es la "depresiación instantánea". La medida implica que las pymes pueden declarar el 100% del valor de los insumos como gastos o, deducirlo de los ingresos. Sin embargo esto sólo favorece a las empresas con maquinarias y según el experto la mayoría de las pequeñas empresas son de servicio.

Otro de los puntos analizados por el consultor es el de entregar un plazo máximo de un mes para que las grandes empresas le paguen a las pequeñas, algo que asegura que: "Ayuda, pero no es la primera vez que se ha intentado y los resultados no son los buscados ".

Respecto a la tributación simplificada para empresas que facturen menos de 600 millones al año, dice que es una medida buena ya que significará que no necesitarán hacer contabilidad completa balances al año, ahorrando en trámites, gastos administrativos y contabilidad.

También emitió su opinión respecto a los efectos de la eliminación de la renta presunta para empresas -impuestos de actividades que no se calculan en base a las utilidades reales, sino que presumidas-, de la baja del impuesto a las personas del 40 al 35% y del aumento en el impuesto a bebidas alcohólicas y azucaradas.

Por último y ante la consulta de si esto afectará a o no a los consumidores, Álvaro Mecklenburg, responde que: "Hay experiencia empírica que demuestra que siempre será el consumidor el que termine pagando las alzas. Tarde o temprano, siempre los costos se traspasan al consumidor final".