César y Robinson son dos padres cuyas hijas están siendo atendidas en el centro Padre Viganó, un programa que hace once años trabaja con menores que han sufrido abusos y maltratos, pero que desde el viernes pasado cerró sus puertas porque no seguirá siendo financiado, luego de perder la licitación convocada por el Sename. Una situación que tiene muy preocupados a los usuarios. Pero no sólo los usuarios se sienten afectados, sino también las trabajadoras… y es que las veinte profesionales que asistían a los menores quedaron cesantes. El Obispo, presidente del directorio de Fundación Esperanza, entidad a la que pertenece el centro, aseguró que pedirá revisar la licitación, que adjudicó el programa a la Fundación Opción y pidió transparencia. Son ciento ocho los menores que deberán continuar tratamiento en la Corporación Opción, que comenzará a funcionar este jueves… un cambio que para algunos padres será difícil, porque los nuevos profesionales tendrán que volver a ganarse la confianza de los pequeños.