Lo restauraron y los frutos han sido muchos. Encuentro de las familias, trabajo en equipo y un espacio privilegiado para generar conocimientos.
Pero el llamado es también a aprender de la educación no formal. El apego a la tierra y el trabajo con los padres cobra gran importancia.
El invernadero tiene ahora otros desafíos, integrar a él un sistema de regadío y calefacción con energías renovables.
Una iniciativa que pretende una educación integral, donde el cuidado del medio ambiente, el uso de energías renovables y el contacto con la tierra ocupan un lugar privilegiado.