Llegó desde Chiloé siendo muy joven en la década del 30. En Punta Arenas formó su familia y desde entonces se quedó a vivir en Magallanes. Experiencia de vida que ahora disfruta junto a su única hija, nietos, bisnietos y tataranietos. Es la historia de Feliz, una abuelita que cumplió 104 años.
Un buen estado de salud acompaña a esta abuelita, quien se esplaza con total independencia y hace gala de su buena memoria, asegurando que para vivir 100 años no hay mayores secretos, solo algunas recetas.