Los tiempos han cambiado, y los niños de hoy buscan otros juegos para entretenerse en fiestas patrias, atrás queda el trompo de madera y que es remplazado por el de plástico.
Un artesano aprendió a sus 17 años a fabricar sus propios juguetes y de cómo mantiene viva la tradición de los juegos criollos hasta el día de hoy a sus 52 años.
Son los artesanos los que luchan por mantener vivas las tradiciones y los juegos típicos que dieron vida a inolvidables historias de la niñez de nuestros abuelos, padres y tíos. Aunque reconocen tener temor, miedo a que desaparezcan definitivamente y no vuelvan en el próximo 18.
Y es que hoy en día los trompos son de plástico, tienen luces y solo basta con apretar un botón para que comience a girar. Dicen que no es lo mismo, pero los niños los prefieren por sobre otras tradiciones. Evolucionan, pero están lejos de desaparecer