Centro Regional Biobío
01.11.2012
Son una treintena de lápidas, que no guardan restos mortales, sino ropa u objetos personales, pertenecientes a pescadores que se perdieron en algún naufragio. Ningún cementerio permite una lápida sin cuerpo, salvo éste, pues los mismos pescadores saben lo que significa quedar en el mar.