Tiene sólo dos años y a cuesta una extraña enfermedad que hace algunos días lo hace llorar sangre. Según sus padres, la malformación lo acompaña desde que nació. Fue atendido durante un año y ocho meses en distintos hospitales, pero hace tres meses decidieron buscar un tratamiento en el sistema privado. Han comprobado que no podrán pagar todo lo que implica. Deben realizarle un examen que cuesta 200 mil pesos, poco menos del sueldo con el que viven al mes. Están desesperados y lo único que piden es atención para el pequeño Joaquín.