Si bien la evacuación por la alerta de tsunami se efectuó de manera tranquila, hubo muchas personas, entre ellos niños, bebés y adultos mayores que debieron pasar la noche a la intemperie. Para ellos, se habilitaron refugios en las zonas de seguridad y también hubo quienes, de buena fe, abrieron las puertas de sus casas para darle una mano a los evacuados.