Compró cuatro nichos en el Cementerio Municipal de Coquimbo para que descansaran allí sus familiares, pero nunca imaginó lo que vería en una simple visita. La sepultura que tenía reservada para su madre, estaba vendida, pero a quien hoy ocupa el nicho colindante. Para mayor sorpresa, el sitio se encontraba ocupado por un cuerpo momificado, sin su autorización.