En febrero de 2020 Laguna Torca estaba triste: no tenía aves, vegetación ni agua. Actualmente la realidad es otra: con más del 80% de su nivel normal, esta reserva de 196 hectáreas es uno de los humedales más importantes del país.
Normalmente llegaban cientos de personas a este lugar, donde podían verse decenas de cisnes de cuello negro y coscorova, pero la poca agua registrada el año anterior sumada a la excesiva acumulación de nutrientes y desechos orgánicos obligó a estas aves a migrar.
"Es como que se muriera el agua", explica el director de Conaf, Marcelo Mena. En el lugar se produjo una eutrificación, un aumento de las algas a niveles que desequilibran el área.
Para solucionar el problema se instalaron unas innovadoras islas flotantes únicas en Latinoamérica y traídas de Estados Unidos. Estas adiciones permiten a la fauna local adaptarse nuevamente a su hábitat y forman parte de un proyecto para resolver el problema.
Se tendrán durante cuatro años y sus efectos ya son visibles. Nuevamente hay cisnes coscorova, un síntoma que también iría de la mano con la eventual llegada de los cisnes de cuello negro.