Tras vivir un calvario desde el seis de marzo pasado Luis Osorio volvió a sonreir. El hombre poseedor de un corazón artificial había sufrido el robo de las baterías que alimentan este aparato mientras se encontraba al interior de una notaría en la ciudad de San Felipe. La buena noticia es que anoche, de forma anónima, personas entregaron estas baterías en la comisaría de Los Andes.