Conmoción causa el homicidio de un niño de 10 años en la comuna de Talcahuano, región del Biobío. Su padrastro, Luis Jarpa Ramírez, de 22 años, confesó el crimen contra el menor de edad, que tenía Trastorno del Espectro Autista (TEA).
El imputado, sin antecedentes policiales, lo habría asfixiado en su domicilio en el sector de Santa Marta.
Un nuevo antecedente fue dado a conocer por funcionarios de la Escuela Diferencial Nidal de Talcahuano, donde asistía el menor. Como el niño no tenía control de esfínter, personal educativo lo asistía para ir al baño. Fue ahí cuando encontraron hematomas en su cuerpo.
En mayo de 2024, solicitaron una primera medida de protección a su favor tras presentar una denuncia por maltrato físico.
"A la fecha, hicimos dos denuncias directas. En una denuncia entregamos información a los abogados, en otra entregamos dos informes, fuimos tribunales, no nos escucharon", dice el director del establecimiento, Diego Garcés.
El recinto donde estudiaba el menor realizó una velatón para despedirlo.