Miles de chilenos suelen ser 'bombardeados' de llamadas y correos electrónicos de compañías o casas comerciales que buscan ofrecer sus servicios. Las empresas logran obtener estos datos de contacto a través de un RUT, el que las personas suelen entregar en cualquier lugar y a cualquier persona.
Estos dígitos son un cuantioso capital para las compañías porque les permiten conocer nuestros gustos y así contactarnos. "El RUT es una llave de acceso a un montón de datos personales" señala Jessica Matus, directora de la ONG Datos Protegidos.
Sin embargo, el RUT no sólo sirve para fines comerciales, también se esconde un millonario negocio que se aprovecha de la falta de legislación en este ámbito en Chile. Eso fue lo que le sucedió a Camila Aguirre. "Me fui a comprar una simple cartera y al final terminé en un gran atado", cuenta. Aguirre entregó su RUT en una casa comercial, casi por inercia, mientras una cajera lo guardó y lo asoció a los puntos comerciales de otra clienta, para que ella demandara a Camila por estafa.
Desde la ONG Datos Protegidos señalan que las bases de datos terminan siendo mal utilizadas y que muchas personas se aprovechan, usándolas para su beneficio. Es por eso que comenzaron una campaña para que las personas no entreguen su RUT en ningún lugar comercial.
Si bien en Chile existe una ley que resguarda nuestra información, fue promulgada hace 19 años y para muchos es letra muerta porque no incluye a las redes sociales ni a los correos electrónicos. Actualmente en el Congreso se discute un proyecto que busca mejorar la normativa vigente.