Son los niños olvidados, abandonados. Descubrimos un importante número de menores del Sename que se fugan y que nadie parece hacer nada por encontrarlos. Ni siquiera hay claridad de cuántos son realmente. Una vez que escapan, muchos se pierden y algunos -incluso- mueren. Niños que estando supuestamente bajo la protección del Estado son olvidados por un sistema que no funciona.
Cientos de niños vulnerables se escapan todos los años desde los hogares del Sename. ¿Qué ocurre con ellos?, ¿dónde van a parar? Son muchachos y muchachas que quedaron a su propia suerte luego de abandonar los centros donde habían ingresado por una decisión judicial, precisamente, como medida de protección.
Diana, a quien llamaremos así para resguardar su identidad, tiene 17 años y su historia es como la de muchos de sus compañeros. Hace unos años, cuando ella tenía recién cinco, su padre falleció. La menor acusa que su tío y su primo intentaron abusar de ella. Tras realizar la denuncia, un juez decidió que la chica junto a su hermano de 16 años fueran trasladados hasta el centro de protección Cread de Pudahuel. Allí están desde hace un año, pero ella siempre parte.
Son jóvenes frágiles que se enfrentan a situaciones extremas. Algunos duermen a la intemperie, en colchones, y están constantemente drogándose. Otros, se desploman en las cercanías.
Casos de fugas en 2018
A través de Transparencia solicitamos que nos informaran el número de chicos que se escapan al año. Respondieron en 2018 fueron 147, pero la Corte Suprema afirmó que eran al menos 350. Eso, sin precisar el período al que se referían. Carabineros, por su parte, informó que ese año recibieron 2.375 órdenes de búsquedas emanadas desde tribunales de familia.
Pese a que estábamos frente al centro del Sename, nadie salía para intentar persuadir a los jóvenes para que regresaran. Al final de la jornada, algunos funcionarios -incluso- se acercaron a saludarlos. Increíblemente es la normalización de una situación absurda.
Eran tantas las fugas desde este centro de Pudahuel que decidieron elevar un muro al doble. Son más de cinco metros. Sin embargo, aquí los jóvenes y niños continúan huyendo. Se van y nadie pareciera buscarlos.
Diana expresó que siempre que se escapa "yo sola regreso" para reencontrarse con su hermano menor. Es un trámite que conoce de memoria. "Acá nosotros no podemos entrar así nomás, porque Carabineros tiene que constatar lesiones", explicó.