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México usa drones para proteger a la casi extinta vaquita marina

Los expertos aseguran que sólo quedan unos 60 de estos ejemplares y acusan a la pesca ilegal como la principal causa de su extinción.

Agencia AFP

Sábado 30 de julio de 2016

Ante el alto riesgo de que desaparezca del planeta la vaquita marina, las fuerzas armadas de México iniciaron un operativo con drones para protegerla de los pescadores que violan las restricciones en su hábitat, como la de la pesca de la totoaba.

La marina armada y la secretaría de Medio Ambiente comenzaron el jueves a sobrevolar la parte más norteña del Golfo de California, el único sitio del mundo donde nace, vive y se reproduce la vaquita marina o marsopa, un tipo de cetáceo conocido también como el "panda mexicano" por el anillo oscuro que rodea sus ojos.

"Este sistema de vigilancia tiene la finalidad de contribuir a la recuperación de la población de la vaquita marina y efectuar actividades contra la pesca furtiva del pez totoaba, así como apoyar el desarrollo y bienestar de las comunidades costeras del Alto Golfo de California", dijo el jueves en un comunicado la secretaría de Medio Ambiente, que entregó los drones a la secretaría de Marina Armada.

 

En total son tres los drones Arcturus T-20, que están armados con cámaras de alta resolución.

Ya en abril de 2015 el presidente Enrique Peña Nieto desplegó buques de la Armada para hacer cumplir una suspensión de dos años en el uso de redes de enmalle y aumentó el área de protección de la vaquita diez veces, a 13.000 kilómetros cuadrados (5.000 millas cuadradas).

El censo del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita Marina (CIVRA) publicado en diciembre pasado advierte que quedan sólo 60 de estas criaturas marinas.

 

Su población se ha visto mermada al quedar atrapada en redes de enmalle usadas para pescar camarones, tiburón y totoaba.

Pero los expertos coinciden en que el principal factor que amenaza a la vaquita marina es la pesca nocturna e ilegal de la totoaba, cuya vejiga natatoria seca tiene gran demanda en el mercado negro de China y es contrabandeada a través de Estados Unidos.

La totoaba es un pez que también está en peligro de extinción, y mide casi lo mismo que la vaquita marina, 1,5 metros.

Visión nocturna

Oona Isabelle Layolle, capitana del barco de la organización ecologista Sea Shepherd (pastores del mar), y quien ha ayudado a detectar redes de pesca ilegal en la zona, dijo que los drones son una herramienta eficaz para detectar pescadores furtivos.

Esta organización internacional ha utilizado pequeños drones, equipados con cámaras de visión nocturna, para detectar a quienes durante las noches pescan con redes ilegales.

"Es una de las mejores herramientas", dijo Layolle a la AFP. "Podemos ver si pescan ilegalmente sin que ellos nos vean."

Sin embargo, dijo que las autoridades deben prohibir todo tipo de redes, porque los pescadores furtivos se "esconden detrás de los permisos de pesca legales" para continuar sus actividades ilegales.

El gobierno mexicano ha comprometido 70 millones de dólares para ayudar a los pescadores afectados por los dos años de prohibición en el uso de las redes de enmalle, con ello se espera poder hacer la transición a otro método de pesca.

 

Las autoridades anunciaron la semana pasada que la prohibición de las redes de enmalle para la pesca de camarón en el hábitat de la vaquita pasará a ser permanente a partir de septiembre.

Las redes para la pesca de corvina y tiburón podrían vetarse permanentemente cuando la prohibición temporal expire en abril de 2017, asegura Rigoberto García, un funcionario de la comisión de pesca.

Las autoridades aseguran que los pescadores venden las vejigas natatorias de la totoaba a contrabandistas, quienes a su vez las almacenan en las ciudades fronterizas antes de enviarlas a los Estados Unidos o de enviarlas directamente a Asia en maletas o por medio de los servicios de paquetería.

Cada vejiga se vende entre 1.500 y 1.800 dólares en México, llegando a 5.000 dólares en Estados Unidos y entre 10.000 y 20.000 en los mercados asiáticos, según las autoridades estadounidenses.