Haga lo que haga, Mark Zuckerberg no consigue que Facebook se convierta en un objeto de deseo para los grandes inversionistas.
Puede que su red social tenga más de mil millones de usuarios a nivel mundial, que haya comprado Instagram una de las vedettes de las nuevas tecnologías y que esté presente virtualmente en casi todas las familias del planeta.
Pero las grandes finanzas siguen sin confiar del todo en la compañía, ni siquiera después de que presentara su última creación, el buscador Graph Search.
Lo cierto es que el halo de misterio que rodeó al anuncio consiguió atraer mucha atención, hasta el punto de que la cotización de las acciones de Facebook en Wall Street subieron casi tres dólares en los últimos días, hasta los US$ 32, en la primera vez que superaba la frontera de los US$ 30 desde julio de 2012.
Esta subida plasmaba las ansias de los inversores por conseguir beneficios extraordinarios de la plataforma, pero la falta de información sobre cómo se iba a traducir en dinero la estrategia publicitaria del nuevo buscador derrumbó pronto las expectativas, dejando el valor de la acción en el cierre en US$ 30,10, una baja del 2,74%, según venturebeat.com.
Durante la presentación del Graph Search, Zuckerberg destacó que este producto está en su primera fase de desarrollo y no aportó mucha información sobre cómo va a monetarizarlo, hasta el punto de asegurar que es algo que no le preocupa mucho por el momento y que sólo está concentrado en que los ingenieros creen el mejor producto posible.
Sin embargo, está claro que a los inversores sí les importa y le penalizaron por no ser más claro en este aspecto.