La temperatura correcta para servir un vino puede cambiar por completo la experiencia. Así lo explica Natalia, estudiante de la Escuela de Sommelier de Chile, quien señaló que no existe un único estándar, sino rangos que dependen de cada cepa.
Pero si la temperatura es tan importante, ¿por qué en Chile persiste la costumbre de acercar la botella a una fuente de calor para "chambrear" el vino?
El error de "chambrear"
El popular "chambrear", que en buen chileno se interpreta como calentar el vino, proviene del francés antiguo chambre, "habitación". Su origen nada tiene que ver con aplicar calor directo: antiguamente, los vinos se guardaban en bodegas subterráneas y se llevaban a la habitación para que alcanzaran una temperatura más agradable para beber.
Hoy, sin embargo, esta práctica se ha malinterpretado y muchos la replican sin saber que no es recomendada. "No se chambrea. Lo ideal es no hacerlo para no alterar el tanino con la temperatura", afirmó Natalia.
¿Cuál es la temperatura ideal del vino?
El calor excesivo modifica sus características esenciales: potencia la sensación alcohólica, vuelve los aromas más pesados y afecta la estructura del vino.
Por eso, la recomendación es simple: dejar que la botella se temple suavemente en una habitación o darle un leve enfriado antes de servir, dependiendo de la cepa.
"En general, el tinto es mejor beberlo a temperatura natural, aunque algunas variedades pueden servirse un poco más frías", comentó la futura sommelier.
"En un carmenere, por ejemplo, lo ideal es dejarlo a temperatura ambiente, mientras que un cabernet sauvignon puede andar muy bien en torno a los 16°C", zanjó.
