Álvaro Morales tiene grabado en la memoria cada rincón de los pasillos de TVN. Y no es para menos, porque en ellos vivió algunos de los años más intensos y formativos de su carrera actoral, pasando por las teleseries que se convirtieron en una verdadera representación cultural del Chile profundo.
En conversación con 24horas.cl, el actor rememoró con emoción su paso por la señal pública, recordando cómo se formó y aludiendo a lo que muchos recuerdan como "la época dorada de las teleseries".
Bajo la dirección de figuras como Vicente Sabatini y Quena Rencoret, Morales fue parte de una generación que llevó al horario prime historias que hablaban del país, sus contradicciones y su idiosincrasia, y según confesó, ese fue uno de los mayores logros del Área Dramática de TVN: lograr que los chilenos se vieran reflejados, por primera vez, en personajes que "hablaban como ellos, vivían como ellos y compartían sus códigos".
Dentro de esa exitosa trayectoria, si bien atesora aquellos personajes con los que hizo comedia, hay uno que lo marcó profundamente, no sólo por el impacto que tuvo en la audiencia, sino por el proceso creativo que implicó: Martín Ortúzar, el villano de Los Pincheira.
Créditos: captura Los Pincheira
Álvaro Morales reconoció que "fue el que más satisfacciones me trajo", destacando el nivel de la producción y la solidez del guion que lo acompañó en ese desafío actoral.
"Estaban los guionistas, que tenían una historia muy consistente, muy interesante para todos los personajes, y teníamos un director, Vicente, que le daba una mirada estratégica y estética, entonces, se juntó el hambre con las ganas de comer", comentó, agregando que Ortúzar, puntualmente, "era un personaje con mucha carne, mucha historia... un terrateniente que representaba al patrón chileno, muy arraigado en nuestra sociedad" y que, aunque era el antagonista, "tenía matices románticos y una profundidad emocional poco común para un villano".
Morales también recordó que encarnar al malvado Martín fue más sencillo y no tuvo costos emocionales asociados gracias al entorno de alto nivel en el que se desarrolló la producción.
"Uno no trabaja solo. Cuando tienes un director como Vicente Sabatini, un guion sólido, un vestuario y una escenografía que te sumergen en el mundo del personaje, todo fluye mejor", dijo, aludiendo a ese "western chileno" que rompió esquemas.