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Murió Klaus Teuber, creador del Catan: el hombre que revolucionó los juegos de mesa

Traducido a más de 35 idiomas, el juego cuenta con más de 40 expansiones, siendo un clásico en los juegos de tablero.

24horas.cl

Martes 4 de abril de 2023

Este martes fue informada la muerte de Klaus Teuber, conocido mundialmente por crear el Catan, el juego que revolucionó el mundo de la entretención 'de mesa'.

A sus 70 años, el alemán fue reconocido en todo el planeta por crear el juego, que originalmente fue publicado bajo el nombre de Los Colonos de Catan.

Con más de 22 millones de copias vendidas en todo el mundo, traducido a más de 35 idiomas, más de 40 expansiones y ediciones especiales publicadas y numerosos premios internacionales, Catan se ha convertido a lo largo de las últimas décadas en un fenómeno global.

Teuber fue también el primer autor de un juego de mesa reconocido internacionalmente, cambiando el paradigma del reconocimiento de la autoría en el mundo de los juegos de mesa.

CÓMO CREÓ EL CATAN

Su historia se remonta a los años ochenta, cuando trabajaba como técnico dental a las afueras de Darmstadt, en la consulta de su padre. En su tiempo libre, Teuber se refugiaba en la literatura fantástica y los juegos de mesa.

Amante de las miniaturas, las maquetas y los acertijos desde niño, quiso plasmar todo lo que le apasionaba en un juego. De día montaba prótesis dentales y por las noches se encerraba en el taller del sótano de su casa y daba rienda suelta a su verdadera vocación.

“Si quieres conocer de verdad a alguien, juega con él”, afirmó Teuber durante una entrevista.

Convencido del poder del juego, desarrolló un primer prototipo, Barbarossa, un juego en el que cada participante moldea una pequeña escultura y trata de adivinar qué representan las figuras de sus oponentes. Teuber esperó siete años para mostrar su juego a una editorial, pero acabó ganando el Spiel des Jahres de 1988, el galardón más prestigioso concedido a los juegos de mesa. Ese éxito le estimuló a seguir diseñando juegos, actividad que compaginaría con su trabajo a jornada completa en la consulta y su vida familiar.

En 1991 Klaus Teuber empezó a cultivar una pequeña obsesión por los vikingos. Devoró libros sobre su historia, su estilo de vida y sus leyendas. En particular le fascinaba la idea de un grupo de guerreros barbudos desembarcando en la lejana, fría y desértica Islandia con sus familias para colonizarla. Le parecía una temática ideal para basar un juego de mesa y fue así como plantó la semilla de Catan.

Cuatro años más tarde, en 1995, ya tenía listo un prototipo para mostrar a la editorial. Había trabajado en un ingenioso sistema de losetas hexagonales que, una vez unidas, formaban el tablero.

Cada una de esas losetas mostraba un paisaje distinto en el que los jugadores podían recolectar recursos: de los bosques, madera; de las minas, piedra; de los cerros, arcilla; de los pastos, lana de las ovejas; y de los campos de cereal, trigo.

Con estos recursos, los jugadores construyen caminos, asentamientos, ciudades y distintas formas de desarrollo. Todo ello con el objetivo de alcanzar 10 puntos de victoria. Sin embargo, la propuesta de Teuber ponía límites a los acaparadores: en cualquier momento podía aparecer un ladrón que eliminaba la mitad de los recursos almacenados si había más de siete en poder de un jugador. Esto hace imprescindible la cooperación y la negociación entre rivales.

Catan fue un nuevo éxito de Teuber, que a partir de entonces empezó a cosechar premios e ingresos a un ritmo vertiginoso.

Los beneficios que obtuvo gracias al juego le permitieron dejar la consulta y poder vivir de su verdadera pasión. Teuber cerraba un negocio familiar que había sido de su padre, pero iniciaba otro con sus hijos: gestionar un producto que parecía no tener techo.

Expansiones que ampliaban el número de jugadores, versiones temáticas, gestión de derechos a otros países e incluso una línea de promoción comercial que incluye camisetas, calcetines, tazas o peluches.