La princesa Diana escribió 32 cartas a sus amigos Susie y Tarek Kassem durante su separación del rey Carlos III y ahora esta parte de su correspondencia privada saldrá a subasta para desvelar, con sus propias palabras, cómo se sentía durante aquella etapa tan convulsa de su vida.
En las notas, Diana contaba a sus amigos que se había visto doblegada a lo largo de las negociaciones para establecer los términos de su divorcio y expresaba su preocupación ante la posibilidad de que su teléfono en el palacio de Kensington estuviera pinchado.
"Estoy pasando por un momento muy difícil y la presión es grave y viene de todas partes", confiesa en una de las cartas, escrita el 28 de abril de 1996 y vista por el periódico Daily Telegraph. "A veces es muy difícil mantener la cabeza alta y hoy estoy de rodillas y deseando que este divorcio se lleve a cabo, ya que el posible coste es tremendo".
En otro mensaje dirigido a Susie y escrito el mes siguiente añadía: "Como no tengo móvil, es difícil hablar de temas personales, ya que mis líneas aquí son constantemente grabadas y monotorizadas. Si hubiera sabido hace un año lo que experimentaría con este divorcio, nunca lo habría consentido. Es desesperante y feo".
Hasta ahora se creía que Diana había pasado la Navidad de 1995 sola después de que el palacio de Buckingham anunciara que no se uniría a la familia real en sus tradicionales vacaciones en Sandringham, pero en una de las misivas confirma que pasó unos días con el matrimonio mientras sus hijos, los príncipes Guillermo y Harry, estaban con su padre.
"Me encantó que me invitaran a una ocasión familiar, sobre todo porque me hicieron sentir como una más del equipo", les aseguró entonces en su nota de agradecimiento.
Los Kassem, que conocieron a Diana en agosto de 1995 durante una de sus visitas al Hospital Royal Brompton, han tomado la decisión de subastar las cartas porque poseer esos documentos supone "una gran responsabilidad" que no quieren pasar a sus hijos y nietos.
Las cartas se subastarán individualmente el próximo 16 de febrero y se espera que alcancen un precio de 100.000 dólares, aunque ese dinero no irá a parar a sus actuales propietarios. La venta, por tanto, no está motivada por un mero interés económico, ya que los beneficios se donarán a organizaciones benéficas que apoyaban la fallecida princesa.