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Adicto a las selfies: casi muere por no tomar la foto perfecta

El británico Danny Bowman, de 19 años, pasaba 10 horas diarias tomando más de 200 fotos de sí mismo con su iPhone.

24horas.cl Tvn

Miércoles 26 de marzo de 2014

Si ya apareció el primer caso de "WhatsAppitis", las selfies no podían quedar atrás.

Es así como un joven británico reconoció su obsesión con la tendencia de autorretratarse, adicción que incluso lo llevó a considerar el suicidio al considerar que le era imposible sacar una foto perfecta.

Danny Bowman, de 19 años, tuvo un período de seis meses en el que pasó cerca de 10 horas diarias tomando más de 200 selfies con su iPhone.

"Mi alarma sonaba y podía sacar 10 fotos antes de que me duchara. Luego sacaba otras 10 luego de la ducha y 10 más después de arreglarme (...) Luego pasaba horas mirándolas y escrutando mis facciones, mi piel. Tomé selfie en la cama, en el baño, todo el día hasta la madrugada", reconoció.

Producto de esta adicción abandonó el colegio, se encerró en su casa, dejó de lado a sus amigos, perdió más de 12 kilos y se puso agresivo con sus padres cuando intentaron controlarlo, según relató al Daily Mirror.

La frustración por no lograr la foto que quería y un drástico intento por terminar con su obsesión lo llevaron a una sobredosis de pastillas, de la que fue rescatado por su mamá, Penny.

"Estaba en una búsqueda constante de la selfie perfecta y cuando me di cuenta que no podía, quise morir. Perdí a mis amigos, mi educación, mi salud y casi mi vida", dijo el joven.

Ahora se cree que Bowman es la primera persona, al menos en Gran Bretaña, que sufre de adicción a las selfies y ya se encuentra en un largo tratamiento para lidiar con su dependencia de la tecnología, desorden de personalidad y una ansiedad excesiva sobre su apariencia personal.

Los expertos indicaron que el caso de Danny es extremo, sin embargo, no tiene relación con la vanidad, sino con un trastorno mental que se ve aumentado por la locura por estos autorretratos y la reacción de los demás a esta imagen.

"La gente no se da cuenta que cuanto sube fotos de ellos mismos a Facebook o Twitter pueden rápidamente perder el control. Se convierte en una misión lograr aprobación y esto puede destruirte. Es un problema real como las drogas, el alcohol o las apuestas", indicó Bowman.