Alexander Selvik Wengshoelm es un creador noruego muy particular de 25 años.
Nació con una deformidad en su cadera y fue intervenido quirúrgicamente para extirpar la deformación e injertar una prótesis.
El artista nórdico no solo se empeñó en grabar toda la operación, sino que además pidió a los médicos que le dieran la parte que le sacaron de su cuerpo para hacer una "obra maestra".
Sin embargo, cuando recibió los restos, cambió de idea y los metió a una olla y los coció para después comerse la carne que había quedado en la cadera.
"Tenía que hervir la carne para llegar al hueso y cuando empecé a raspar, tomé un pedacito y pensé ¿por qué no hacerlo? No todos los días voy a disponer de un trozo de carne humana y es la mía, me la puedo comer", comentó al portal británico Mirror.
"Mi carne tenía un intenso toque a oveja salvaje", siguió relatando el noruego comparándolo con un plato que digieren seguido en su país.