La medianoche de este sábado 7 de septiembre deberán adelantarse los relojes en una hora, pasando a marcar la una de la madrugada del domingo en la zona continental del país. En las islas de Pascua, Salas y Gómez, el cambio implica pasar de las 22 horas del sábado a las 23 horas del mismo día.
Es evidente que el cambio de horario generará cambios en nuestro organismo como respuesta de activación psicológica, fisiológica y emocional en las adaptaciones que enfrentará nuestra rutina. Para asimilarlos el cuerpo humano sufre un proceso de "acomodación" que para muchas personas puede resultar un poco estresante, pero que con lo siguientes consejos puede resultar más fácil.
Alteraciones:
El cuerpo tiene un periodo de adaptación a los cambios que enfrentará producto del cambio de hora, este periodo no debería extenderse por más de tres días.
Los cambios se podrán evidenciar en cierta somnolencia, desórdenes del apetito y en la digestión. Son los trabajadores que tienen turnos los que más se verán afectados con el cambio de horario, puesto que deben estar en constante adaptación de sus periodos de sueño.
Mientras que las personas que ya tienen problemas para dormir puede que también les cueste más acostumbrarse.
Recomendaciones:
Lo ideal para que este periodo de adaptación sea más rápido es no darle más importancia de la que tiene, adecuarse lo antes posible, a las rutinas y evitar quedarse pegado con el horario anterior.
Así que ya sabe, la mejor forma para que no sufrir tanto con el nuevo horario es intentar ajustar su rutina lo más rápido posible, si bien será una hora menos de descanso pero le permitirá extender sus labores puesto que habrá luz natural hasta más tarde.
Efectos en los niños:
Para los padres que no sepan cómo hacer que sus hijos se acostumbren, es recomendable que para identificar un posible cambio en las rutinas alimenticias de los niños, se preste atención si presentan mayor irritabilidad y alteraciones en la alimentación, especialmente en los lactantes.
Pero la buena noticia para los padres es que estas alteraciones serán pasajeras, y en al menos, tres días deberían adaptarse al cambio.
Además es recomendable que lo niños realicen actividad física en la casa o colegio, de esta forma se potenciará el gasto energético, de manera que los niños estén más cansados a la hora de dormir.
Otro consejo para ayudar a los niños es explicarle qué sucede y generar nuevas alternativas para no alterar las rutinas, porque si bien habrá luz hasta más tarde eso no significa que deban acostarse más tarde.