Son muchas las voces que reclaman desde hace años cómo se está perdiendo el sentido real del espíritu navideño, sustituido por un desenfrenado consumismo.
Los niños son el eslabón más débil de esta cadena, pues pueden llegar a tener la convicción de que estas fiestas son un festival del gasto y la acumulación de regalos.
Así, es importante hacer entender a los más pequeños que se trata de unas fechas especiales en las que, igualmente, se debe actuar con responsabilidad.
Lo primero es educar al niño a escoger regalos dentro del presupuesto familiar y educarlo a que tenga más de una alternativa de regalo. Según los especialistas ,estos métodos ayudaran a evitar la frustración.
Muchas veces incluso los más grandes olvidan el verdadero sentido de la Navidad y se dejan llevar por la locura de las compras, gastando en muchas ocasiones dinero que no se tiene.
"La Navidad es una linda creencia que gira en torno al comportamiento del niño y al tipo de regalo que recibirá como premio a su buen comportamiento", señaló la psicóloga Jessica Piña de la Clínica Vespucio.
Además aseguró que "si bien en un comienzo los regalos son una sorpresa, a medida que los niños crecen, estos presentes forman parte de la misma fantasía de esperar un determinado regalo del Viejito Pascuero, que cuando no se ajusta al presupuesto familiar, genera angustia y estrés en los padres".
Los expertos indican que es importante explicarle al niño la realidad de una forma simple para que pueda entender. Es importante que los niños comprendan que la Navidad no es sólo para él y que hay más niños que también desean recibir regalos.
"Comentarle al niño que el Viejito debe hacer regalos a muchos niños y que por ello debe escoger algo acorde y además estimularlo a tener más de una alternativa para que el Viejito escoja la que traerá, contribuye a disminuir sus expectativas por una cosa en específico a través de otros regalos que también le interesen", recalcó la psicóloga.
Los niños que se acostumbran a tener todo lo que piden se sentirán más frustrados cuando sus padres no puedan entregarle lo que esperan, llegando a manifestar su enojo, tristeza, rabia y llanto, dependiendo de su personalidad.
"Si además el niño tiende a hacer pataletas esto ocurrirá de todas formas y probablemente de manera más intensa que en otras ocasiones", enfatizó la especialista.