Puede que más del 20% del país esté cesante. Puede que un rescate financiero a su economía sea inminente y puede que enfrenten una de las crisis sociales más importantes de última década.
Pero pese a todos los problemas, los españoles siguen buscando la manera de pasárselo bien y celebraron este miércoles la tradicional "tomatina", en lo que podría ser calificado como una catarsis en estos difíciles momentos.
Cerca de 40 mil jóvenes de todas partes del mundo participaron de esta guerra de tomates que se celebra hace 67 años el último miércoles de cada mes de agosto en el pueblo valenciano de Buñol.
Como es tradicional, los participantes de la actividad soportaron el calor y el mal olor de las 120 toneladas de tomates que fueron lanzados durante la celebración, que duró una hora.
Tras lanzarse los tomates, que luego se convirtieron en una ácida salsa, los equipos de limpieza se encargaron de eliminar los rastros de la batalla, que culminó con las calles del pueblo de Buñol totamente atiborradas de salsa de tomate.